Musk pensaba que había adquirido una red social para administrar la libertad, su libertad, es decir, lo que entiende un déspota sobre lo que es la libertad y resulta que otro de un "pelo parecido" le ha levantado el negocio.
La lección ha sido doble. Primero porque siempre puede haber un tiburón más gordo que tú en un campo en el que acabas de llegar, las redes sociales y segundo porque a la gente no la puedes tomar permanentemente por gilipollas. Puede que muchos aguanten pero el efecto estampida de ñues en el Masai Mara difícilmente se para sin daños irreversibles.
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