Hace 8 años | Por Mancini a cultura.elpais.com
Publicado hace 8 años por Mancini a cultura.elpais.com

Entre 1900 y 1905 –la fecha es incierta como en todo mito que se respete-, en la pequeña ciudad extremeña de Montijo nació un superhéroe. Huérfano desde poco después de llegar al mundo, Manolito Esposito no tardó mucho en descubrir que no era como los demás niños. Podía volar, era invulnerable y tenía una fuerza extraordinaria. En los años veinte el joven ya había puesto sus poderes al servicio del bien, tanto que en 1936 paró la mismísima Guerra Civil y se ganó el apodo de Magno, en honor al gran general Alejandro.