Físicos del MIT han conseguido que el grafito (la mina de un lápiz) tenga las propiedades de superconductividad y magnetismo, haciendo de él, metafóricamente por su valor, un nuevo oro. Descubrieron que cinco capas de grafeno dispuestas en un orden determinado permiten que los electrones que se mueven dentro del material hablen entre sí, reproduciendo por tanto el fenómeno conocido como correlacción electrónica.
El grafeno es rey desnudo de la ciencia: Nadie se atreve a asumir que no sólo ha sido sobrevalorado, sino que ni se merece la inversión que se ha metido y que darle un Nobel fue prematuro y luego se ha confirmado un error.
Lo único que mantiene al grafeno es la monstruosa comunidad científica que se ha creado a su alrededor, a base de quitar fondos a otros campos, y que se retroalimenta publicando y citando resultados irrelevantes que no contribuyen a la ciencia mas allá de engordar métricas bibliográficas.
Comentarios
Y lo envío en parte por ser casi una nueva noticia del grafeno milagroso: aunque en este caso han usado grafito.
#1 Creo recordar que para los primeros experimentos de crear grafeno usaron, literalmente, la mina de un lapiz...
Vaya basura de titular.
#2 Pues no leas la entradilla...
#4 Yo ayer composté un chorongo bien gordo, o lo que es lo mismo, lo transformé en aluminio, ya que su precio es similar al del fertilizante.
#5 ¿Y sus electrones hablan entre si?
Yo he convertido mi polla en un misil trascontinental. Metafóricamente.
Les ha faltado medirlo en campos de futbol para ser noticia top. Vaya titular
El grafeno es rey desnudo de la ciencia: Nadie se atreve a asumir que no sólo ha sido sobrevalorado, sino que ni se merece la inversión que se ha metido y que darle un Nobel fue prematuro y luego se ha confirmado un error.
Lo único que mantiene al grafeno es la monstruosa comunidad científica que se ha creado a su alrededor, a base de quitar fondos a otros campos, y que se retroalimenta publicando y citando resultados irrelevantes que no contribuyen a la ciencia mas allá de engordar métricas bibliográficas.
Ya está, ya lo he dicho.