Hace 20 días | Por capitan__nemo a eldiario.es
Publicado hace 20 días por capitan__nemo a eldiario.es

La extrema derecha, tanto la parlamentaria como la que no tiene acceso a las instituciones, lleva más de una década usando los tribunales como arma arrojadiza contra rivales políticos. Con querellas y denuncias con las que han intentado criminalizar desde declaraciones públicas de políticos hasta la tramitación de leyes, partidos como Vox y organizaciones como Manos Limpias han capitalizado acciones judiciales que, sin embargo, rara vez han sido siquiera admitidas a trámite. La estrategia comunicativa también es común:

yoma

Todo porque los jueces se lo permiten. ¡Que son compañeros, coño!

x

No los dejan corromperse tranquilamente

Lamantua

Arma política dice. lol lol lol lol lol lol lol

cocolisto

Estuvieron muy calladitos cuando fueron condenados a 8 años de prisión por intimidar a bancos y personalidades que si no soltaban la mosca los pondrían en la picota.Pero,oh misterio, el Supremo los absolvió y a los 15 días a por Begoña.

D

Tengo dos conocidos, un chico y una chica, que tienen abierto un proceso judicial cada uno con sus respectivas parejas por custodia de hijos.

Y me van contando la evolución de cada caso por separado, siendo ciertamente insólitos porque jamás te pensarías que la especie humana sería capaz de cometer tamañas bajezas.

Para no extenderme, diré que el único punto en común que tienen estos dos casos son los palos en las ruedas que una de las dos partes interpone en forma de denuncias accesorias. Está la denuncia de custodia, la original, y el juicio se efectúa; una de las partes -o su abogado más bien- ve que llevan las de perder, y se sacan una denuncia (o denuncias) adicionales (falsas) de la chistera. ¿motivo? Empantanar y ganar más tiempo, hasta encontrar un Deus Ex Machina que cambie el curso de los acontecimientos. Pobrecitos, cuando se den cuenta de que no.

Esta gentuza de Manos Limpias, a la que solo se la conoce por presentar denuncias falsas viene a ser lo mismo: un pozo de mierda con el que los demás estamos obligados a convivir, sabiendo que presentan denuncia falsa tras denuncia falsa y nadie actúa contra ellos de igual manera.