¿Pero no eran 600 kg?
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Esto de frailes y curas armados me recuerda a la que armó el obispo Acuña durante la Guerra de las Comunidades. Cito a fray Antonio de Guevara, que lo cuenta muy bien:
Si no queréis imitar a Christo, que os crió, immitad a don Luis de Acuña, que os engendró, a cuyas puertas comían cada día muchos pobres, y a las vuestras no vemos agora sino jugar y aun reñegar soldados. Hacer de soldados clérigos, aún pasa; mas de clérigos hacer soldados, esto es cosa escandalosa, lo cual, señor, no diremos de vos que lo consentistes, sino que lo hicistes, pues truxistes de Zamora a Tordesillas trecientos clérigos de misa, no para confesar los criados de la Reina, sino para defender aquella villa contra el Rey.
Por quitaros, señor, de malas lenguas, y para más salvación de sus ánimas, sacastes los de Zamora al principio de la Cuaresma; de manera que, como buen pastor y perlado, los quitastes de confesar y los ocupastes en pelear. En el combate que dieron los caballeros en Tordesillas contra los vuestros, vi con mis ojos propios a un vuestro clérigo derrocar a once hombres con una escopeta, detrás de una almena, y el donaire era que al tiempo que estaba para tirarles, los santiguaba con la escopeta y los mataba con la pelota. Vi también que antes que el combate se acabase, dieron al clérigo una saetada por la frente los nuestros que estaban de fuera, y fué tan acelerada la muerte de aquel malaventurado, que ni tuvo tiempo de se confesar, ni aún de se santiguar.