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¿Sabéis qué es una irreversible pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo? Comer por placer. ¿No preferirías ingerir sustancias insípidas el resto de tu vida y ahorrarte pasar por toda la historia de comerte un sandwich prefabricado? ¿O de jalarte una pizza de resaca? Rob Rhinehart, un programador de Atlanta y, probablemente, un tío muy ocupado, piensa así. Rob ha creado un cocktail que, aunque parece vómito, podría cambiar los hábitos alimenticios para siempre.
Intervención de Alberto Garzón Espinosa, economista de ATTAC, en el programa especial de 59 Segundos sobre la juventud y el 15M.
Un bien de consumo cualquiera en el libre mercado "en teoría" debería funcionar mediante oferta y demanda. Pero en realidad es bastante más complicado que eso. En un mercado global hay unas cuantas formas de hacer dinero con un bien de consumo sin siquiera tocarlo. Pasa con el aceite de oliva. Pasaba con la energía hasta que se intervino el mercado. Pasa con todo.
Siendo yo estudiante universitario en Valladolid hubo una guerra entre dos clanes gitanos porque una chica (prácticamente una niña) se escapó de casa de los padres de su marido porque éste la maltrataba. Ofendida la familia de él por la huída y la de ella el maltrato, en el barrio de Pajarillos cada vez que se encontraban miembros de ambos clanes se tiroteaban así que tuvieron a la policía de un lado para otro acudiendo a reyertas con armas de fuego un día entero. El resultado fue que detuvieron a quien pudieron, un gitano murió y uno de cada clan fue herido (se recogieron más de 200 casquillos de bala ese día: ya veis la puntería). Ambos estos fueron trasladados al Clínico y en el hall se formó tal batalla campal que tuvieron que intervenir los abtidisturbios. Al final, cuando ya habían hecho su escenificación de lo duros y lo malos que son, quedaron tan amigos y acamparon mezclados en sus furgonetas alrededor del hospital durante semanas, aprovechando la acera para hacer camping, los jardines para hacer fogatas y cocinar y los árboles para tender cuerdas y colgar la ropa que lavaban allí mismo.
Después de eso, he podido ver lo que pasa también a veces a expensas suyas el Hospital 12 de Octubre de Madrid. Nada me extraña ya.