#3 Y luego vienen muchos con que "todos son iguales", con la falsa equidistancia de quien sabe que una de las herramientas esenciales para convencer a buena parte de esa masa acrítica es mediante bulos, manipulación y la falsa idea de que todos los políticos por igual roban, que es lo mismo el caso Ayuso que el de Begoña porque ambos se refieren a la pareja de una personalidad política, sin entrar al fondo, sin preocuparse de nada más (o evitando hacerlo).
Somos tan tontos que renunciamos al poco poder que tenemos como "pueblo" en el sistema democrático actual. Renunciamos a dejar de votar a corruptos, a no presionar pública y socialmente para forzar dimisiones, a exigir cualquier tipo de responsabilidad pública y política. Hemos llegado a un punto en el que no sólo es admisible la corrupción, sino que también lo es ejercerla de forma pública y con chulería.
Si alguien espera un comportamiento distinto de los integrantes de un partido que ha demostrado ser una recua de prevaricadores, falseadores, sisadores, malversadores, ladrones, delincuentes y criminales algo distintos a su normal proceder, es que no sabe ni por dónde sopla el aire que le arrea en la jeta.
Pero eso es el mal menor. La enjundia del asunto está en esa importante masa acrítica, revanchista, a la que le pone las actitudes chulescas y antidemocráticas del núcleo duro de sus votantes potenciales. Muchos de ellos lo hacen porque se ven perfectamente reflejados en la mediocridad, miseria, siseo y defradución de baja intensidad a la que ellos contribuyen de manera decisiva.