Pues les podían dar clases de ordenación de cables a los japoneses. Sus calles son horrorosas y antiestéticas, llenas de cables chapuceramente puestas y colgadas de cualquier manera. Increíble en una cultura como aquella, en que el orden, la estética, lo bello, la sencillez y la belleza tipo zen está por todas partes.
El ejemplo que pone el artículo de un edificio en Boleta, Bilbao, NO es verdad. Sus inquilinos se quejan del excesivo calor que pasan, sin poder apenas refrescarlo. Estéticamente de lejos es un horror, un bloque negro que visto de lejos, da muy mala onda