Hace algún tiempo hice un listado sobre el mismo tema para un post con 13 títulos. El listado no es exhaustivo ni excluyente y algunos títulos ya han sido nombrados, pero creo que el conjunto es bastante representativo del género:
- Utopía (1516), de Tomás Moro. El origen de la palabra utopía (no-lugar) proviene precisamente de esta obra, que puede ser considerada una trasunto del pensamiento platónico plasmado en La República. Vamos, una lectura de carácter casi tan elevado como el Marca y el Hola con el que debatir en sobremesas veraniegas con amigos y familiares. El sistema de gobierno que describe es asambleario en la base, aunque censitario y de representación indirecta. La propiedad es colectiva y se establece un sistema de turnos para que todos los ciudadanos acaben realizando labores en la agricultura. Al menos, describe un sistema donde la tolerancia religiosa es total.
2- La ciudad del Sol (1602), de Tommasso Campanella. Aunque el nombre parezca indicar un sitio tranquilo cercano a la playa, se trata de una república comunista, aunque de carácter teocrático. La propiedad es común y todos los hombres la trabajan, aunque es sólo un pequeño grupo de hombres, funcionarios de esta república, los que la distribuyen. La intimidad no existe. Aunque supuestamente sean todos honrados y ecuánimes. No es precisamente el tipo de lugar en que me gustaría vivir. "Paraisos" así ya han existido, y en la mayoría tenían que usar medios coercitivos para que sus propios ciudadanos no pudieran huir.
3- Nueva Atlántida (1626), de Francis Bacon. Efectivamente, una utopía, pero de conocimiento. Ve una sociedad futura regida por el saber y los descubrimientos. Aprovecha para explicar su método científico, basado en la inducción, la recopilación y el análisis de una gran cantidad de información y el diseño de experimentos. Como no podía ser de otro modo, los habitantes de esta utopía son un dechado de virtudes: dignidad, generosidad, ilustración, piedad y espíritu público, pero se lo perdonaremos por esta vez.
4- Los viajes de Gulliver (1726), de Jonathan Swift. Obra que no necesita presentación, pero que como tantos otros textos muy conocidos, su fama es muy superior al número de personas que realmente lo han leído. Verdadera sátira de la sociedad de su tiempo y de los vicios del sistema de gobierno británico.La parte IV del libro, Viaje al país de los Houyhnhnms, es quizás mi favorita y, además, el origen de la palabra yahoo (sí, el nombre del famoso buscador deriva de la palabra con que los Houyhnhnms, unos caballos muy sabios y apacibles, llaman a los seres humanos, salvajes y desagradables)
5- Viaje al mundo subterráneo (1741), de Ludvig Holberg. Este noruego-danés, nacido en Bergen, resultará un gran desconocido para la mayoría, aunque en sus países de origen es un referente de las letras y la Ilustración, sobre todo Dinarmaca, donde pasó la mayor parte de su vida. La novela es un claro precursor de la ciencia ficción, con viajes a través del espacio. El comienzo, cayendo a través de un agujero y comenzando a flotar hasta alcanzar otro mundo, posiblemente les recuerde a otro libro; pero aquí no hay sombrerero loco.
6- Noticias de ninguna parte (1890), de William Morris. Este libro es el resultado de unir ciencia ficción con socialismo utópico. Se retrata una sociedad futura en que la propiedad es común y la sociedad controla los medios de producción. No existe una estado, ni tribunales, ni unas fuerzas del orden y la sociedad viene a autorregularse. Lo que les motiva para el trabajo es que encuentran placer en la naturaleza y, por tanto, les es placentero. Si no fuera porque ningún sistema comunista ha logrado pasar nunca de la dictadura del proletariado, supuestamente etapa intermedia hasta el triunfo final de la revolución comunista y el establecimiento de la sociedad ideal descrita, podría resultar hasta convincente.
7- Una Utopía Moderna (1905), de H. G. Wells. Todos le tenemos en mente como uno de los grandes de la ciencia ficción, aunque posee una gran cantidad de trabajos igualmente amenos y de carácter costumbrista y de reforma social, en la mejor tradición dickensiana. La utopía de Wells es la más realista de las descritas hasta el momento, pues se basa en la idea de progreso social y tecnológico y el dinamismo. Es decir, la gente tiene como meta la utopía, pero ésta no es algo estático, sino que varía con el tiempo y los cambios sociales y tecnológicos. Al menos no adolece del defecto de todas las utopías, su rigidez.
8- Talón de hierro (1908), de Jack London. No, no se trata de ninguna fantasía sadomasoquista de la que forme parte una dominatrix vestida de latex y llevando unas botas imposibles; es una novela de Jack London que muestra su faceta como ferviente socialista. Talón de Hierro es el nombre que da a la oligarquía. En la novela, se desribe la lucha a través de 400 años entre ésta y la clase obrera, y el eventual triunfo de la última, dando lugar a una sociedad más igualitaria.
9- La plaga escarlata (1912), de Jack London. Es un curioso conjunto de relatos de anticipación, en que se tratan temas como pugnas de poder en el ámbito internacional, uso de armas bacteriológicas y pandemias, como la que da título al conjunto, que terminan con la civilización tal como la conocemos. Las dos guerras mundiales que siguieron a la publicación del libro casi le dieron la razón.
10- Nosotros (1921), Yevgeni Zamiatin. Novela que se puede considerar precursora de las dos siguientes. Como buen disidente soviético, y que además había estado encarcelado también en tiempos del zar (es francamente triste pasar de una dictadura a otra), denuncia la represión tanto en la esfera pública como en la privada de un Estado que busca terminar con todo rescoldo de resistencia e individualidad, que se disuelve en la comunidad. En el libro se menciona incluso como las casas son acristaladas, sin intimidad.
11- Un mundo feliz (1932), Aldous Huxley. Si hay novelas que no requieren presentación, esta es una de ellas. La sociedad descrita es feliz, porque se le enseña que lo es, goza de buena salud, se divierte y está rígidamente estratificada, pero con tal condicionamiento mental que todos se sienten igualmente importantes. La tecnología ha logrado avances espectaculares, permitiendo no ya la inseminación artificial, sino la creación de embriones artificiales. Y si alguien no se siente muy contento, no hay problema, hay soma para todos.
12- 1984 (1949), George Orwell. Ahora que el caso Snowden está en el candelero, el Gran Hermano propuesto por Orwell nos resulta más real y tangible. Siendo justos, hay que reconocer que en las democracias occidentales no existe una policía del pensamiento y que se trata de una fantástica descripción de los regímenes totalitarios, particularmente el estalinismo. Uno de los ministerios, el de la verdad, se dedica a manipular documentos para que coincidan con la historia oficial, como pasara en la extinta URSS. Al igual que ocurre hoy día en Corea del Norte, los actos de adhesión al líder son más producto del miedo a las represalias que de verdadero convencimiento. El Estado está en todas partes y controla todas las actividades, incluso en el hogar.
13- El cuento de la criada (1985), de Margaret Atwood. Nos encontramos en unos Estados Unidos que, tras el asesinato del presidente y la Cámara de Representantes al completo, se convierte en una teocracia donde todos los valores que definen una sociedad libre y democrática han desaparecido. La mujer es la más perjudicada, pues queda relegada a ciudadana de segunda con valor únicamente reproductivo. Se respira un ambiente opresivo a través de la novela, realzado por los recuerdos de la sociedad anterior al desastre.
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Hace algún tiempo hice un listado sobre el mismo tema para un post con 13 títulos. El listado no es exhaustivo ni excluyente y algunos títulos ya han sido nombrados, pero creo que el conjunto es bastante representativo del género:
- Utopía (1516), de Tomás Moro. El origen de la palabra utopía (no-lugar) proviene precisamente de esta obra, que puede ser considerada una trasunto del pensamiento platónico plasmado en La República. Vamos, una lectura de carácter casi tan elevado como el Marca y el Hola con el que debatir en sobremesas veraniegas con amigos y familiares. El sistema de gobierno que describe es asambleario en la base, aunque censitario y de representación indirecta. La propiedad es colectiva y se establece un sistema de turnos para que todos los ciudadanos acaben realizando labores en la agricultura. Al menos, describe un sistema donde la tolerancia religiosa es total.
2- La ciudad del Sol (1602), de Tommasso Campanella. Aunque el nombre parezca indicar un sitio tranquilo cercano a la playa, se trata de una república comunista, aunque de carácter teocrático. La propiedad es común y todos los hombres la trabajan, aunque es sólo un pequeño grupo de hombres, funcionarios de esta república, los que la distribuyen. La intimidad no existe. Aunque supuestamente sean todos honrados y ecuánimes. No es precisamente el tipo de lugar en que me gustaría vivir. "Paraisos" así ya han existido, y en la mayoría tenían que usar medios coercitivos para que sus propios ciudadanos no pudieran huir.
3- Nueva Atlántida (1626), de Francis Bacon. Efectivamente, una utopía, pero de conocimiento. Ve una sociedad futura regida por el saber y los descubrimientos. Aprovecha para explicar su método científico, basado en la inducción, la recopilación y el análisis de una gran cantidad de información y el diseño de experimentos. Como no podía ser de otro modo, los habitantes de esta utopía son un dechado de virtudes: dignidad, generosidad, ilustración, piedad y espíritu público, pero se lo perdonaremos por esta vez.
4- Los viajes de Gulliver (1726), de Jonathan Swift. Obra que no necesita presentación, pero que como tantos otros textos muy conocidos, su fama es muy superior al número de personas que realmente lo han leído. Verdadera sátira de la sociedad de su tiempo y de los vicios del sistema de gobierno británico.La parte IV del libro, Viaje al país de los Houyhnhnms, es quizás mi favorita y, además, el origen de la palabra yahoo (sí, el nombre del famoso buscador deriva de la palabra con que los Houyhnhnms, unos caballos muy sabios y apacibles, llaman a los seres humanos, salvajes y desagradables)
5- Viaje al mundo subterráneo (1741), de Ludvig Holberg. Este noruego-danés, nacido en Bergen, resultará un gran desconocido para la mayoría, aunque en sus países de origen es un referente de las letras y la Ilustración, sobre todo Dinarmaca, donde pasó la mayor parte de su vida. La novela es un claro precursor de la ciencia ficción, con viajes a través del espacio. El comienzo, cayendo a través de un agujero y comenzando a flotar hasta alcanzar otro mundo, posiblemente les recuerde a otro libro; pero aquí no hay sombrerero loco.
6- Noticias de ninguna parte (1890), de William Morris. Este libro es el resultado de unir ciencia ficción con socialismo utópico. Se retrata una sociedad futura en que la propiedad es común y la sociedad controla los medios de producción. No existe una estado, ni tribunales, ni unas fuerzas del orden y la sociedad viene a autorregularse. Lo que les motiva para el trabajo es que encuentran placer en la naturaleza y, por tanto, les es placentero. Si no fuera porque ningún sistema comunista ha logrado pasar nunca de la dictadura del proletariado, supuestamente etapa intermedia hasta el triunfo final de la revolución comunista y el establecimiento de la sociedad ideal descrita, podría resultar hasta convincente.
7- Una Utopía Moderna (1905), de H. G. Wells. Todos le tenemos en mente como uno de los grandes de la ciencia ficción, aunque posee una gran cantidad de trabajos igualmente amenos y de carácter costumbrista y de reforma social, en la mejor tradición dickensiana. La utopía de Wells es la más realista de las descritas hasta el momento, pues se basa en la idea de progreso social y tecnológico y el dinamismo. Es decir, la gente tiene como meta la utopía, pero ésta no es algo estático, sino que varía con el tiempo y los cambios sociales y tecnológicos. Al menos no adolece del defecto de todas las utopías, su rigidez.
8- Talón de hierro (1908), de Jack London. No, no se trata de ninguna fantasía sadomasoquista de la que forme parte una dominatrix vestida de latex y llevando unas botas imposibles; es una novela de Jack London que muestra su faceta como ferviente socialista. Talón de Hierro es el nombre que da a la oligarquía. En la novela, se desribe la lucha a través de 400 años entre ésta y la clase obrera, y el eventual triunfo de la última, dando lugar a una sociedad más igualitaria.
9- La plaga escarlata (1912), de Jack London. Es un curioso conjunto de relatos de anticipación, en que se tratan temas como pugnas de poder en el ámbito internacional, uso de armas bacteriológicas y pandemias, como la que da título al conjunto, que terminan con la civilización tal como la conocemos. Las dos guerras mundiales que siguieron a la publicación del libro casi le dieron la razón.
10- Nosotros (1921), Yevgeni Zamiatin. Novela que se puede considerar precursora de las dos siguientes. Como buen disidente soviético, y que además había estado encarcelado también en tiempos del zar (es francamente triste pasar de una dictadura a otra), denuncia la represión tanto en la esfera pública como en la privada de un Estado que busca terminar con todo rescoldo de resistencia e individualidad, que se disuelve en la comunidad. En el libro se menciona incluso como las casas son acristaladas, sin intimidad.
11- Un mundo feliz (1932), Aldous Huxley. Si hay novelas que no requieren presentación, esta es una de ellas. La sociedad descrita es feliz, porque se le enseña que lo es, goza de buena salud, se divierte y está rígidamente estratificada, pero con tal condicionamiento mental que todos se sienten igualmente importantes. La tecnología ha logrado avances espectaculares, permitiendo no ya la inseminación artificial, sino la creación de embriones artificiales. Y si alguien no se siente muy contento, no hay problema, hay soma para todos.
12- 1984 (1949), George Orwell. Ahora que el caso Snowden está en el candelero, el Gran Hermano propuesto por Orwell nos resulta más real y tangible. Siendo justos, hay que reconocer que en las democracias occidentales no existe una policía del pensamiento y que se trata de una fantástica descripción de los regímenes totalitarios, particularmente el estalinismo. Uno de los ministerios, el de la verdad, se dedica a manipular documentos para que coincidan con la historia oficial, como pasara en la extinta URSS. Al igual que ocurre hoy día en Corea del Norte, los actos de adhesión al líder son más producto del miedo a las represalias que de verdadero convencimiento. El Estado está en todas partes y controla todas las actividades, incluso en el hogar.
13- El cuento de la criada (1985), de Margaret Atwood. Nos encontramos en unos Estados Unidos que, tras el asesinato del presidente y la Cámara de Representantes al completo, se convierte en una teocracia donde todos los valores que definen una sociedad libre y democrática han desaparecido. La mujer es la más perjudicada, pues queda relegada a ciudadana de segunda con valor únicamente reproductivo. Se respira un ambiente opresivo a través de la novela, realzado por los recuerdos de la sociedad anterior al desastre.