El adoctrinamiento es más la prevalencia y la inclinación ideológica en un estado en el que, pese a la consideración de la concepción de un estado laico, la presencia institucional histórica y actual de la iglesia es reinante, creándose un vacío que se suple por razones de fe, lo que viene a contradecir las iniciativas sociales de carácter religioso sobre las que se cimentó el estado democratico actual, y la fundamentación de prácticas vigentes de carácter religioso.
En tiempos anteriores igual existía la elección entre religión o ética, pero al posibilitarse su inclinación estigmatizante en centros de carácter religioso, el vacío igual se traducía en un descarrilamiento.
En tiempos actuales, la variedad sociocultural y religiosa debería precisamente ejercerse desde un punto de vista neutro, porque existen elementos competitivos que deben ser identificados para mitigar los elementos sectarios del adoctrinamiento.
Miraros la esclavitud moderna y el concepto de servidumbre en el mundo laboral. Los más jóvenes pagan el pato de la jerarquización laboral por la falta de experiencia, y acaban compitiendo (las formas del abuso son muy sutiles a través del ejercicio de la soberbia y la interpretación de la efectividad y la afectividad, con un profundo énfasis en la alteración del carácter), y se sacrifican o son sacrificados para mantener estructuras preestablecidas. Por otra parte, al mismo tiempo, las altas esferas ejecutivas absorben los resultados de las interacciones mediante el disciplinamiento, paternalismo, compañerismo, etc, posibilitando el progreso y ascensos laborales, por ejemplo, a conveniencia o a través de resultados.