Tengo un cacao emocional curioso. Estoy enamorado de mi pareja y quiero seguir con ella. Hasta aquí todo bien. No hay crisis, no hay dudas, no hay desamor.
Pero estoy enganchado de otra persona a la que tengo que ver con regularidad, con la que la complicidad quema y que es tan respetuosa que casi parece que no estemos pasando ninguna línea. Y no puedo retirarle las sonrisas, no puedo dejar de prestarle atención. Pero tengo un enganche fino. Y ella también, me temo. Ella es libre, sabe que tengo pareja, y supongo que me espera. Irracionalmente.
Quiero ser natural sin darle esperanzas, porque no quiero dañarle. Pero no sé.
La pregunta en cuestión es: ¿Alguien me vende metadona?
Ay si yo pudiera.