la ignición del Green Run Test debía ser un puñetazo encima de la mesa del programa SLS, una prueba que demostrase al mundo que el cohete gigante es ya una realidad, con hardware construido y operativo, y no un prototipo con un diseño cambiante como el de cierto proyecto que «esa empresa de la que usted me habla» está llevando a cabo en Boca Chica. No en vano, a la NASA le había costado mucho llegar hasta aquí. Lamentablemente, el fallo del encendido del Green Run Test deja al programa en una situación incómoda
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