Hace 13 años | Por teo a larepublica.es
Publicado hace 13 años por teo a larepublica.es

En la década de los noventa y en plena fabulación europeísta, economistas españoles instalados en el status explicaban sin equívocos que el Tratado de Mäastricht con sus límites al déficit, era una auténtica reforma constitucional por la vía de los hechos y al margen del Parlamento. Es más, se llegó a decir que el sistema de Seguridad Social “no debía ser demasiado generoso… Otra cosa es lo que diga la Constitución (que, en todo caso, no es un modelo de racionalidad económica)”...

Comentarios

Galero

Me sorprendo a mí mismo haciendo interna alabanza del artículo, sin caer en la cuenta del autor.

Hace años, cuando siendo un chavalín comenzé a interesarme por la política, este hombre (Julio Anguita) me parecía, en el mejor de los casos, un loco trasnochado. En aquel entonces, mi capacidad de pensamiento crítico y mi educación, intencionadamente sesgada, vetaban mi entendimiento. Reconozco que me importó poco o nada que, por motivos de salud, este hombre abandonara la escena política.

Hoy, salvando aquellas limitaciones a la racionalidad y conocimiento (léase "Pensamiento Único") que me impusieron los medios de comunicación y el sistema educativo, puedo verlo con otros ojos, y me apena profundamente que ya no queden políticos de verdad como él.

No "comulgo" con los socialismos autoritarios, pero la lucidez de Anguita sería hoy la única luz en un oscuro parlamente que ya no representa los intereses de la ciudadanía.

j

Más claro que el agua: "Si la dictadura de los mercados no es contestada; si la alienación economicista se asume con fe de carbonero o si la docilidad a inercias electoralistas que difuminan el conflicto esencial no es obviada, sólo nos quedará la reedición de las lágrimas de Boabdil de Granada."