Hace 14 años | Por --116310-- a abc.es
Publicado hace 14 años por --116310-- a abc.es

c&p- Había ayer en el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo un cierto morbo por saber qué haría el ex ministro de Economía, Pedro Solbes, ante el debate económico, en el que se iban a analizar las medidas del Gobierno para combatir la crisis. Esas que él mismo se resistió a respaldar y que, al final, le costaron el cargo.

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Solbes no querría ser "ex-ministro" por gusto... sus motivos tendría

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c&p-¿Aparecería Solbes por el Congreso? Pues sí y, además, fue de los primeros en ocupar su escaño, a eso de las nueve menos veinte de la mañana, veinte minutos antes del comienzo de la sesión. El ex ministro cumplió con elegancia el trámite, desde la última fila de la zona de escaños que ocupan los socialistas, un lugar oscuro, alejado de los focos y pegado a la pared, donde también se reencontró con la ex ministra de Educación, Mercedes Cabrera.
No dar que hablar
Pero hasta ahí llegó su elegancia, a no dar que hablar para que nadie pudiera interpretar su ausencia como una moción de censura a la gestión económica de Zapatero, después de su marcha del Ministerio. Escuchó impasible la primera intervención de Zapatero. Tres cuartos de hora que le darían para reflexionar mucho, sobre todo cuando el presidente lanzaba su anuncio de subir los impuestos y de poner en marcha nuevos planes dotados con miles de millones de euros, que engrosarán el déficit de las cuentas públicas.

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Solves se fue despedido por desobedecer al jefe supremo. Y Solves quería irse porque no aguantaba más los dislates que se cometían. Veía cómo los ministerios hacían lo que les salía de los huevos sin atender a economía. Por eso Zapatero puso a Elena Salgado: Si Zapatero le ordenase la muerte de los primogénitos de España, esa señora sacaría a la mismísima Guardia Civil a acabar con todos y cada uno de los hermanos mayores de cada familia.