Nos hemos empeñado desde el inicio de la crisis soberana europea en negar la evidencia. Cuando un estado entraba en desgracia, el voluntarismo de los demás por distanciarse se activaba de inmediato. Ahora es España la que está en el punto de mira. Y la insana indiferencia inicial y la teórica imposibilidad posterior se han visto sustituidas por la incredulidad y la indignación. Los datos son los que son y ni los observadores externos pueden ni los analistas españoles deben sustraerse a ellos. Porque son caldo de cultivo para lo peor.
Comentarios
No si nos ponemos a trabajar un poquito en lo básico y recuperamos soberanía alimentaria, pero visto lo de los huertos urbanos arrasados (árboles incluidos) para ser arrojados al destino de la urbanización ineficiente energéticamente, las terribles plazas duras o el simple vallado y criadero de ratas...
Intenten mear, cagar o beber por las calles de Madrid sin pagar. Servicios básicos.
No si a este paso con que le peguen fuego a un par de pueblos la cosa va que arde.