Hace 10 años | Por patata22 a ciencia-ficcion.com
Publicado hace 10 años por patata22 a ciencia-ficcion.com

El autor nos cuenta cómo se enganchó a las novelas de ciencia ficción de a duro, lo difícil que era comprarlas en la infancia y cómo tardó 20 años en completar su colección

Comentarios

Pakipallá

¡La leche! Recuerdo haber leído de chiquito muchas de esas novelas de "La saga de los Aznar" (no hagáis chistes, que el Josemari aun ni había hecho la comunión por entonces), en mi caso, heredadas de mi padre.
Como cuenta el artículo, en aquellos tiempos, las alternativas de ocio para los chavales eran básicamente ver TVE, jugar en la calle y... leer. Lástima que debido a lo mucho que me he movido en la vida, todas aquellas novelas habrán acabado en el almacén de algún trapero, pero yo las prefería de largo a los libros de "Los Cinco" que invariablemente me regalaba mi abuela.

Cosas clave que recordarán los lectores de "Luchadores del espacio": Luz sólida, Dedona (ojala existiera en la realidad, porque era la caña), aquellos acorazados interestelares con paredes de 3 metros de grosor... ¡ah! y el planeta hueco que acondicionaron como nave espacial.

Joer, lo que es la viejunéz...

p

me temo que este post sólo lo vamos a entender gente que veíamos las novelas en los escaparates, que las comprábamos a cuentagotas ... y que comprábamos números sueltos. De modo que siempre nos quedábamos en mitad de las historias. Yo también tardé años en saber el final de agunas aventuras de mis héroes de infancia