[c&p] Los Verdes aprobaron hoy por primera vez la constitución de un gobierno de coalición junto con la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y los liberales del FDP en el pequeño estado federado del Sarre en Alemania. Debido al retroceso de las dos grandes formaciones, la CDU y el Partido Socialdemócrata (SPD), se abre el abanico para pactos diversos. Los Verdes en el Sarre han rechazado la oferta de formar gobierno con el SPD y La Izquierda.
Ya hemos visto lo que le ha ocurrido al SPD por pactar con la derecha. No creo que a los verdes les vaya mucho mejor, aunque en este caso tienen una justificación: el Sarre es una región minera (carbón sobre todo) y la CDU y sobre todo los liberales son partidarios por razones económicas de acabar con toda la vieja y ultrasubvencionada industria minera. Los verdes también son partidarios de lo mismo pero por razones ecológicas. El SPD y Die Linke sin embargo, influenciados por los sindicatos mineros, se niegan a que se cierren las minas... Vamos, que ahí influyen mucho los asuntos locales de ese pequeño länder, no creo que sea extrapolable al resto de Alemania.
#1 Siento no opinar como usted. Sigo pensando que Lafontaine genera antipatías muy marcadas entre sus posibles aliados. La misma opnión que ofrece hoy una de las editoriales del Suddeutsche.
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Ya hemos visto lo que le ha ocurrido al SPD por pactar con la derecha. No creo que a los verdes les vaya mucho mejor, aunque en este caso tienen una justificación: el Sarre es una región minera (carbón sobre todo) y la CDU y sobre todo los liberales son partidarios por razones económicas de acabar con toda la vieja y ultrasubvencionada industria minera. Los verdes también son partidarios de lo mismo pero por razones ecológicas. El SPD y Die Linke sin embargo, influenciados por los sindicatos mineros, se niegan a que se cierren las minas... Vamos, que ahí influyen mucho los asuntos locales de ese pequeño länder, no creo que sea extrapolable al resto de Alemania.
#1 Buen apunte
#1 Siento no opinar como usted. Sigo pensando que Lafontaine genera antipatías muy marcadas entre sus posibles aliados. La misma opnión que ofrece hoy una de las editoriales del Suddeutsche.