Hace 11 años | Por --344856-- a loquesomos.org
Publicado hace 11 años por --344856-- a loquesomos.org

Entre las muchas virtudes del 15-M está la de haber cortado el paso a los grupos ultras que amparándose en las desdichas ajenas pretendían capitalizar un frente xenófobo entre las clases más castigadas por la crisis. Atizando la política del rencor, los nuevos cruzados, emularían en su estrategia el modelo que colmó el nazismo de entreguerras tras el fracaso de la izquierda comunista y socialista a la hora de dar una salida solidaria y democrática a los coletazos del crac del 29 en centroeuropa.

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En este sentido la batalla contra los desahucios de la banca cleptómana no sólo se debe generalizar en todos los niveles (los desahucios hermanan a la población autóctona y a la inmigrante, lo que hace de su denuncia un antídoto frente a las arengas xenófobas), sino que debe extenderse hasta allí donde la necesidad y la emergencia hace estragos. Aquí también se juega su futuro el movimientos de los indignados (15-M, 25-S, sindicatos de oposición, etc.), porque en España el problema está en ese otro Estado de Beneficencia que representa la Iglesia Católica, a la que la deserción del Estado de Bienestar ha entregado la patente, al modo de los púlpitos del salafismo, de la gestión de la emergencia social. La caridad cristiana recluta tantos clientes entre los necesitados como rebaños el proteccionismo totalitario entre los desamparados.