Hace 6 años | Por enedenoticias a elespanol.com
Publicado hace 6 años por enedenoticias a elespanol.com

Juntas eran las tristes hijas de Antonio López. Este concepto que da nombre al libro viene del gran delirio de grandeza de su padre alcoholizado. Cuando la policía llegaba a casa, alertada por sus gritos descontrolados y ebrios, y le pedía que se identificara, siempre decía: “¡Yo soy Antonio López, yo soy Antonio López!”. Y cuando lo abatían contra el suelo, repetía: “Yo soy Antonio López”.

Comentarios

e

Esta es la historia de una niña que nació mono. Al menos, así se sentía Samira: casi se hicieron corpóreas sus orejas de diminuto simio, su larga cola, sus ojos vidriosos de animal aterrado. “Era un mono encerrado en una jaula de dolor y violencia, sin salida frente a un mundo que me miraba indiferente desde el otro lado de los barrotes y que no hacía nada por ayudarme”, escribe Rebeca Khamlichi en Las hijas de Antonio López (editorial Bridge). La artista era conocida, hasta ahora, por sus lienzos de vírgenes pop: muñecas sacras y coloridas que, en vez de al niño Jesús, sujetan a Batman o guardan en el pecho una hamburguesa ardiente donde habría de ir un corazón. ¿Y las aureolas divinas? Donuts rosas glaseados.