Hace pocos días, Neil Young publicó una canción nueva: To follow one’s own dream (Days that used to be). En realidad, no es nueva. Es una toma alternativa de Days that used to be, composición incluida en Ragged glory (1990), uno de los álbumes más rabiosos e imponentes que grabó con el trío Crazy Horse. En ella, el canadiense reflexiona sobre cómo el inflexible y pragmático presente va acorralando los ideales de antaño. La segunda estrofa es así de elocuente: “Parece fácil perseguir tu propio sueño / Pero las posesiones y el privilegio no siemp
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Parece elmundotoday
“Parece fácil perseguir tu propio sueño / Pero las posesiones y el privilegio no siempre son lo que aparentan / Te arrastran y aplastan bajo un disfraz de seguridad / Nunca tuvimos que firmar este tipo de tratos en los viejos tiempos”.
Que Blackrock pase a poseer todos esos derechos editoriales será la caída de una careta masiva. La música en general y el AOR americano en particular se están convirtiendo en negocios y además de señores viejunos.
Hace tiempo me pasó de estar en un festi al que había ido a currar y ver a un grupo muy majete de ska combativo y ver allí sin camiseta y levantando el puño y coreando a personas que igual el lunes se ponen su traje para trabajar en un banco, o de policía nacional me hizo darme cuenta de la terrible incoherencia que es que música "contestataria" se vuelva mainstream, y me hizo renegar de aquel pensamiento que tuve de joven de que la música te podía abrir la mente y ayudarte a cambiar y cada vez pienso más lo contrario: el poder de la música es que da igual lo "lejos" que esté de ti, si te gusta, te gusta, ya puedes ser un pijo blanco del Barrio de Salamanca escuchando gansta hip hop o un abogado que ejecuta desahucios para un banco escuchando a Boikot...
Pues nada, para algo se inventó el torrent y la mula.
Si nos llevan al redil será porque queremos, pero basta con dejar de poner pasta para que se les acabe el negocio (al menos el de minoristas).