Hasta hace algo más de 8.000 anos, cuando el nivel del mar era mucho más bajo, las islas Ons y las Cíes estaban unidas al continente, permitiendo el intercambio continuo de especies. Pero llegó un momento en el que, día a día, el mar acabó cortando el paso y aislando a las salamandras, así como a otras especies, que quedaron en las islas. Y así permanecieron durante milenios, desarrollando su propio camino. Mucho tiempo después, los científicos llegaron para observar cómo evolucionó la naturaleza en aquellas poblaciones insulares.
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En el año 2003, la guía de anfibios y reptiles del Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia publicada por el herpetólogo Pedro Galán describía una peculiaridad reproductiva en las salamandras comunes (Salamandra salamandra) que vivían en las Cíes (en aquel momento aún se observaban en la de Monteagudo, donde hoy probablemente estén extintas, y sólo resisten en la de San Martiño) y en Ons.
Galán encontró que las salamandras insulares se habían adaptado de una forma casi única en el mundo: las hembras parían en tierra, completamente formados, al contrario que las poblaciones continentales, que paren las larvas en cuerpos de agua como riachuelos o charcos, de los que precisaban para salir adelante y completar la metamorfosis. Sólo algunas poblaciones de la variedad norteafricana (S. algira) y la subespecie S. s. bernardezi, presente en el norte de las provincias de Coruña y Lugo, y en Asturias, tenían un comportamiento semejante, lo que da una gran relevancia científica a la especie de las islas gallegas. La peculiaridad se observa en el mapa que muestra la distribución de los modos reproductivos de la S. salamandra, con el larviparismo en rojo y el pueriparismo concentrado en la cornisa cantábrica y las islas gallegas.
En aquel tiempo, Guillermo Verlo Antón comenzó a interesarse por aquel peculiar comportamiento mientras realizaba su tesis en la Universidad de Vigo. Desde 2004 está ahondando en la descripción que había Hecho Pedro Galán, extendiendo el análisis reproductivo al comportamiento de las salamandras, su morfología y su configuración genética, donde podrían residir algunas de las claves de esta evolución. El modo de reproducción es conocido como pueriparismo, explica Guillermo, un tipo de viviparismo que "podría conferirles una cierta ventaja evolutiva en ciertos casos, cuando no existen o desaparecen estos cuerpos de agua" frente a las salamandras que se reproducen mediante el llamado larviparismo.
Durante estos case 15 años, Verlo Antón ahondó en otros cambios morfológicos y de comportamiento de las estos seres de las Islas Atlánticas. "Presentan una talla inferior a la de las parientes costeras, una tendencia hacia el melanismo [pigmentación negra en la piel] y, en el caso de la población de San Martiño, una marcada conducta diurna, algo único en esta especie, que muestra un comportamiento nocturno en todo su rango de distribución, incluso en la población de Ons". En este último punto, el biólogo apunta a que "puede deberse a la presencia de una fuerte presión depredadora ejercida por las ratas" en esta isla de las Cíes.
Análisis genético
Guillermo se incorporará próximamente a la universidad viguesa con un contrato Ramón y Cajal, después de trabajar como investigador durante dos años en la universidad estadounidense de Cornell y los 10 últimos años en el Centro de Investigação em Biodiversidad y Recursos Genéticos (CIBIO) de la Universidad de Oporto. Y desde su nuevo puesto, gracias a la financiación conseguida, continuará a buscar respuestas sobre lo que pasó para que se hayan producido los fascinantes procesos de adaptación de las salamandras en unas islas relativamente recientes. Una de las posibilidades, segúnexplica, era un posible vínculo genético con la subespecie S. s. bernardezi, en el continente, que también presenta pueriparismo, pero no compartido con las poblaciones del resto de Galicia y Portugal.
"La mayor parte del trabajo que realizo se basa en el análisis de genética molecular para reconstruir la historia evolutiva y demográfica de las poblaciones de salamandras", explica Verlo Antón. Estos estudios "demostraron que el pueriparismo en las islas se trata de un origen evolutivo independiente dentro de la subespecie S. s. gallaica, que se extende en la mayor parte del territorio gallego y portugués, y mucho más reciente (en los últimos 8.000 años, desde que las poblaciones quedaron aisladas) que el ya conocido en la subespecie S. s. bernardezi. Esto indicaría que pueden, o pudieron existir unas presiones ambientales selectivas que llevaron a la adaptación de las salamandras de Ons y Cíes a unas condiciones particulares para poder sobrevivir", explica Guillermo.
Entre las posibles respuestas, se maneja la "hipótesis del clima seco", que "llevó al cambio en el modo reproductor de las poblaciones de la Cordillera Cantábrica, una zona cárstica y por tanto con una menor retención del agua superficial, y quizás también a la ausencia temporal de cuerpos de agua en las Cíes y en las Ons", continúa Guillermo. Con todo, apunta a que esta idea no pasa de hipótesis, "ya que la desecación de las islas Cíes es muy reciente, con la llegada de las plantaciones de eucalipto, y en Ons continúan existiendo cuerpos de agua donde se reproducen otros anfibios".
Así, las incógnitas siguen. "Actualmente estamos analizando datos genómicos de los diferentes núcleos pueríparos de ambas especies para intentar identificar una base genética que explique este cambio y estudiando las implicaciones ecológicas y evolutivas de la transición en el modo reproductivo, desde cómo afectan a las barreras del paisaje a la dispersión de los individuos, qué sistemas tienen para contrarrestar el aislamiento y qué ventajas podrían tener a nivel reproductivo al producir menos individuos pero ya desarrollados, sabiendo que este es el modo menos frecuente en esta especie.
Nuevos hallazgos
En esta línea se enmarcan los últimos avances de Guillermo y su grupo de trabajo. Junto a otros compañeros, Verlo Antón acaba de publicar un artículo en la revista Scientific Reports, del grupo Nature, donde describen cómo las poblaciones de Ons mantienen, e incluso aumentan, los niveles de multipaternidad (presencia de dos o más machos fecundando una misma puesta), a pesar de las condiciones de reproducción puerípara, que se suelen asociar a menor fecundidad. Los resultados sugieren que este trazo "puede surgir como un mecanismo para evitar errores de fertilización y asegurar el éxito reproductivo", lo que podría "tener importantes implicaciones en poblaciones muy aisladas con camadas pequeñas".
esas islas son una maravilla
#1 En realidad son horribles, un lugar infecto que no le recomiendo a nadie, especialmente a los madrileños.
#3 pfffff
#3 Too late!
#3 esas islas ni son de los gallegos ni de los vigueses. Ni siquiera pertenecen al ser humano: es la naturaleza con la que nos ha tocado convivir.
Creerse con mayor derecho por encima de otro ser, encima de tu misma especie, no tiene nombre.
#7 y sólo por haber nacido en un territorio ya ni siquiera por méritos propios...
#7 #8 #10 Jodó, que poco humor
#22 hay que darle una pizca de seriedad a la vida, tío
#24 Pues en realidad NO. Los colonos y su aislamiento, sus duras condiciones de vida hacen que sigan siendo paraisos naturales.
En otras zonas del mundo se habrían construido hoteles y cemento pero aquí se dedicaron a la agricultura de subsistencia y pesca cuasi artesanal hasta casi hace nada.
Por lo que ni yo ni MagnumPI (me encanta tu nick) pero si la sociedad que las habito y habita tienen merito o responsabilidad en su estado actual. Para lo bueno y para lo malo.
#3 Son jodechinchos e empeñanse en demostralo.
#3 jajaja tienes razón, que asco de madrileños, maldita plaga infecta.
A las Cies sólo tendrían que tener derecho ir a quien tenga los 8 apellidos Vigueses. Imagino que como tendrás tú.
#3 Y el agua no se puede tocar ni con un palo.
Y en Ons no hay sombra.
#9 si la comparas con la del mediterráneo... pues está fría si, pero todo es acostumbrarse.
#11 Quita, Quita.
En málaga mucho mejor.
#12 Para hacer sopa, toda la razón. Para meterse dentro, bueno, es una forma de poder mearse encima sin notar diferente temperatura
#11 La del mediterráneo es caldo
#3 Venía a decir eso. No merece la pena en absoluto acercarse allí. Son sitios horribles, peligrosos, con un paisaje desolador y llenos de bichos que contagian enfermedades mortales sin cura conocida.
Además es imposible gozar de un instante de tranquilidad ya que a todas horas se escucha el cualquier rincón de las islas la "salchipapa" de Leticia Sabater en reverso y una voz en off declamando chistes de Arévalo, como si fuesen poemas, seguida de risas estridentes.
A cualquiera que pueda leerlo: no vayáis a las Illas Atlánticas. Es una trampa!
#3 #13 Cabronazos, me podíais haber avisado antes. hace más de 40 años que fui allí la primera vez y he ido todas las veces que he podido. Por cierto, mi madre es gallega de interior y mi padre era asturiano y me he criado en Madrid. ¿Eso me convierte en un fodechinchos?
#19 Pfff aún por encima de madrileño también asturiano... Las desgracias nunca vienen solas.
#23 Y como madrileño soy de Lavapiés, para empeorar las cosas
#19 Non,ti eres dos nosos,gallegos y asturianos primos hermanos.
#25 Soy un tío modesto y no quiero darme aires, pero además mi bisabuelo materno era irlandés
#25 Pero los gallegos sois los primos!!
Aquí otro asturianín!
#3
#3 Certo, os madrileños a su Sanjenjo
#32 eso pero los de Vigo dejar de ir a Cangas y centraros en vuestras playas sureñas.
#37 Eu son de A Coruña. Monte Alto para máis señas
#3 jajajajaja yo soy emigrante a los madriles pero originario del Morrazo y pasé todos los veranos de mi niñez por Ons así que no me voy a incluir en el concepto de madrileño de esa frase
Aquí tenemos un madrileño con humor -> #34
Aquí un amargado -> #35
#3 Luego bien que venís los provincianos a Madrid a estudiar/buscar trabajo y a subirnos los alquileres.
Las salamandras de Cíes paren en tierra, porque si el agua dulce de allí está tan fría como la del mar, ahí no hay especie que sobreviva.
#5 De ahí lo fascinante de la evolución. Las salamandras de las Cíes llevan neopreno y un termo con café.
#5 La primera vez que fui por allí haciendo snorkel me metí con neopreno sin capucha, y al meter la cabeza en el agua fue como si me pegaran una patada en la frente
Inmediatamente me di la vuelta para ir a por la capucha llorando
#16 Qué tiempos, cuando de niño nos decían nuestras madres "si al meter la cabeza te duele, es que está algo fría, métete poco a poco"
es como las focas de agua dulce del lago baikal
Lo que me llama la atención del artículo es que tras 8 000 años años esa lagartija sigue ahí casi tal cual, y un mono haya llegado a la Luna. Esta es la parte que no entiendo de la evolución, y mira que Stanley Kubrick me lo explicó, pero no doy con el quid. Será que no entiendo de cine.
#17 Hace 8000 años el ser humano no era "un mono". Es ahí donde te falla el conceto
#17 El artículo dice justo lo contrario, hace 8000 años empezaron a diferenciarse