Hace 2 meses | Por spacemenko a ludd.es
Publicado hace 2 meses por spacemenko a ludd.es

A finales de la década de 1950, un hombre acudía todas las mañanas al mismo sitio. Equipado con una libreta, el tipo caminaba por el paseo que finalizaba en la entrada a las dunas de arena cerca de Florence, Oregón. Su periplo diario finalizaba en mitad de la naturaleza, sentado, tomando notas y analizando lo que tenía alrededor. Ese hombre se llamaba Frank Herbert, por entonces escritor independiente con un fuerte sentimiento por la ecología. Aquel fue el inicio de Dune, aunque le iba a costar un mundo que viera la luz.