Hace 5 meses | Por --764514-- a publico.es
Publicado hace 5 meses por --764514-- a publico.es

Manuel Azaña podría ser simplemente la excusa. Un presidente en el exilio, perseguido por las huestes franquistas, en una Francia atestada de refugiados españoles. Un intelectual que, antes del final de sus días, atraviesa los Pirineos con la firme convicción de no regresar a España. Un hombre encamado que ya no podrá verse forzado a la extradición, pero tampoco ser un republicano más embarcado en un buque rumbo a Veracruz. "Plomo y gualda tenían los cielos, con fulgores de maravilla". Una escena que se proyecta una y otra vez en su cabeza.