Hace 4 años | Por yesaire a elpais.com
Publicado hace 4 años por yesaire a elpais.com

Manuel de Luca, un cocinero barcelonés de 38 años, llegó a la India el pasado 17 de enero para comprobar el funcionamiento de la ONG Imparable, una escuela para niños pobres fundada por él hace un año en Bodh Gaya, al noreste del país. Pasados unos días decidió viajar un poco por el país, solo. La crisis del coronavirus le pilló, junto a otros 60 turistas extranjeros, en un archipiélago paradisiaco en medio del Índico, ya próximo a Tailandia, las islas Andamán y Nicobar.

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Como muchos turistas, y a la vista de las informaciones que le llegaban desde España, De Luca decidió quedarse en Neil, una de las islas más pequeñas del archipiélago, donde no se había registrado ni un solo caso de Covid-19. Sin embargo, la noche del pasado 18, el dueño de la pensión en que se alojaba le hizo salir de su habitación junto al resto de turistas y les reunió en recepción con un grupo de policías armados que, “de muy malas maneras”, si os meten una temporada entre rejas hasta que pase la pandemia tampoco nos vamos a perder gran cosa