Por decirlo brevemente, en la sociedad española, en la sociedad europea, hay un grupo especial que impone algo así como un miedo “dominante”, un miedo más legítimo que los otros. Su legitimidad, no se debe tanto a que sea un sector de riesgo de la enfermedad (aunque por edad pueda serlo), cuanto a que es seguramente el colectivo con mayor poder dentro esa sociedad.
El miedo dominante guía el curso de acción y lo que no esté guiado por ese miedo es irresponsable, un aliado del virus, un enemigo. El miedo sostendrá las pérdidas de derechos al margen de si son medidas acertadas, efectivas o siquiera legales. No hay debate, si acaso críticas ingeniosas en twitter y dardos envenenados en la propaganda política.
Hemos tenido dos meses para pensar y planear cómo continuar la vida mientras el virus está con nosotros y no hemos hecho nada más allá de esperar el pico de la curva y, una vez alcanzado, ver cómo ésta bajaba confiando en que llegase a cero. No va a desaparecer y el crecimiento exponencial se apaña bien con cualquier migaja mayor de cero. Ahora tenemos el mismo plan que al principio: encerrarnos a cal y canto cuando haya un rebrote y no admitir la opinión disidente insolidaria.
La crisis del 2008 no nos sirvió para aprender nada, ni en cuanto a nuestra economía del ladrillo ni en cuanto al papel de los bancos en la sociedad. Parece que no vemos tampoco que la caída de este país hostelero va a ser monumental. ¿Hay planes de reconversión? ¿Planes de austeridad de los más ricos primero y luego los demás, que financien esta crisis? ¿Vamos a fortalecer el sistema público de sanidad? ¿Vamos a seguir apostando por jornadas de 40 horas semanales y no ser capaces ni de criar a nuestros hijos? ¿Incluso si repartir el trabajo de esta manera significa que unos van a vivir sólo para trabajar y otros no van a tener ni trabajo? ¿Vamos a seguir admitiendo la absurdez de la realeza porque #ahoranotoca? ¿Vamos a sacar la cabeza del miedo y vamos a planear un futuro o nos conformamos con una vida de 14 horas de confinamiento, 9 de trabajo y 1 de paseo?
Comentarios
En mi opinión, es verdaderamente interesante leer al fin algo un poco alejado del relato oficial.
Vaya tufillo gerontófobo tiene el artículo.
El miedo dominante guía el curso de acción y lo que no esté guiado por ese miedo es irresponsable, un aliado del virus, un enemigo. El miedo sostendrá las pérdidas de derechos al margen de si son medidas acertadas, efectivas o siquiera legales. No hay debate, si acaso críticas ingeniosas en twitter y dardos envenenados en la propaganda política.
Hemos tenido dos meses para pensar y planear cómo continuar la vida mientras el virus está con nosotros y no hemos hecho nada más allá de esperar el pico de la curva y, una vez alcanzado, ver cómo ésta bajaba confiando en que llegase a cero. No va a desaparecer y el crecimiento exponencial se apaña bien con cualquier migaja mayor de cero. Ahora tenemos el mismo plan que al principio: encerrarnos a cal y canto cuando haya un rebrote y no admitir la opinión disidente insolidaria.
La crisis del 2008 no nos sirvió para aprender nada, ni en cuanto a nuestra economía del ladrillo ni en cuanto al papel de los bancos en la sociedad. Parece que no vemos tampoco que la caída de este país hostelero va a ser monumental. ¿Hay planes de reconversión? ¿Planes de austeridad de los más ricos primero y luego los demás, que financien esta crisis? ¿Vamos a fortalecer el sistema público de sanidad? ¿Vamos a seguir apostando por jornadas de 40 horas semanales y no ser capaces ni de criar a nuestros hijos? ¿Incluso si repartir el trabajo de esta manera significa que unos van a vivir sólo para trabajar y otros no van a tener ni trabajo? ¿Vamos a seguir admitiendo la absurdez de la realeza porque #ahoranotoca? ¿Vamos a sacar la cabeza del miedo y vamos a planear un futuro o nos conformamos con una vida de 14 horas de confinamiento, 9 de trabajo y 1 de paseo?