La culpa la tiene el cloruro de metileno, un disolvente que se utiliza en uno de los procesos para separar la cafeína. "El cloruro de metileno se utiliza en diversos procesos industriales, en muchas industrias diferentes, incluidas las de decapado de pintura, fabricación de productos farmacéuticos, fabricación de disolventes de pintura y limpieza y desengrasante de metales", afirma la OSHA que, además, considera que este cloruro de metileno es un posible cancerígeno.
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