Era marzo de 1993 y todos en Alcira Gigena, una comunidad de 7.000 habitantes del departamento de Ro Cuarto, Córdoba, sabían quién era “Minguito” Rippa. Lo habían escuchado gritar de dolor aunque nunca lo hubieran visto. Los vecinos se acercaban a la puerta de la casa y se asomaban a la ventana porque los gritos eran muy fuertes. “Vivíamos con las cortinas echadas”, explica Patricia Rippa mientras se prepara para relatar la historia de los últimos años de su padre, cuando murió a los 49 años de un cáncer de vejiga.
Comentarios
“Le debo mucho. No sé si es culpa, pero como estaba estudiando medicina, me siento responsable. Mi padre me rogó que le diera algo para morir, pero no pude ayudarle. Tuve la oportunidad de proporcionarle un alivio, pero decidí no hacerlo. Hice sufrir a mi propio padre por vivir dentro de un marco legal de ideas y creencias”, se lamenta Rippa sobre el aprieto al que se enfrentó a los veinte años.
El "Jesús murió en la cruz sin cuidados paliativos' es una excusa muy recurrente entre determinados grupos sociales muy mediatizados por libros mágicos y estatuillas policromadas.
#2 Sí, y siempre se olvidan de eso de "Jesús compartía lo poco que tenía y no quería posesiones".
#2 Que veo muy bien que se la autoapliquen: lo que veo fatal es que lo impongan a los demás. En realidad para ellos mismos son muy misericordiosos; ahí está el caso de Teresa de Calcuta, que en sus "morideros" imponía ese criterio y luego ella fue a tratarse al mejor hospital de EEUU y muriendo sin dolor.