Hace 1 año | Por Titusbondi a elpais.com
Publicado hace 1 año por Titusbondi a elpais.com

Una bala perdida en una reyerta entre clanes en el centro de Nápoles había alcanzado poco antes a Noemi, una niña de cuatro años que tomaba algo en una terraza con su abuela. La historia de la pequeña en coma por las heridas en los pulmones que le provocaron la munición de guerra utilizada dio la vuelta al mundo. Antonio vio la noticia en el telediario justo cuando ya no sabía cómo canalizar el malestar acumulado durante toda una vida de omertà. Al día siguiente fue a una manifestación de protesta. Pidió el megáfono y dijo: (...)

Comentarios

m

#1 Lo dice zl final del artículo, insultos, vejaciones, escupitajos... Le trataron como un traidor a su padre y a la camorra.

skatronic

#2 Sí, lo he leído, pero me gustaría tener más información.

anor

#2 o sea que no consiguió nada sino solo exponerse al riesgo de que lo mataran

madalin

#6 consiguió muchísimo. Subir el primer escalón. Los que lo tomarán como ejemplo subirán el resto.
Romper los tabúes es lo mas jodido en estos casos.

anor

#10 ojalá que sea como dices, perla Camorra lleva muchos años y la mafia siglos.

DarthMatter

Lo de pillar micrófono y dirigirse a los manifestantes me ha recordado una intervención mía, (de principios de este siglo) dirigida contra otra mafia. La mafia de los cazadores:

El caso es que los cazadores de mi provincia (o de mi comarca) un día decidieron (con la 'deportividad' que les caracteriza) que se manifestarían contra una normativa nueva que había sacado el gobierno autonómico (creo recordar), y que por lo visto ‘les perjudicaba’ (a ellos) en algo.

Y no se les ocurrió otra cosa mejor que juntarse todos (cuatro gatos) en un puerto de montaña y “manifestarse” a base de cortar durante varias horas la carretera general de acceso a un parque nacional.

Y para mi asombro, alguien ‘de muy arriba’ les debió conceder el oportuno permiso para tan raro privilegio (cortar una carretera nacional); porque a escasos metros habían varias patrullas rurales de la ‘Benetérita’, pero de brazos cruzados, permitiendo el corte de carretera, y casi ‘escoltando’ la ‘manifa’ (estática) de cazadores que allí había.
No obstante, en total no creo que llegasen ni a 50 personas (contando a cazadores y a sus familiares directos).

A todas estas, yo me dirigía a depositar víveres en un refugio de montaña.
Ya había pasado el medio día, e iba con el tiempo justo de llegar al final del asfalto, aparcar el vehículo (si es que encontraba sitio libre), echarme una pesada mochila al hombro, y proseguir a pie durante varias horas antes de que oscureciese.
Así que no me hizo ninguna gracia tropezarme con esta manada de zumbados cortando la carretera en medio de ninguna parte.

No hubo manera de saltarse este absurdo corte de la ‘vía pública’, así que tuve que resignarme a perder casi dos horas de mi tiempo.

En un momento dado, el que parecía llevar la voz cantante, toma el micrófono y se pone dar una diatriba infumable acerca de: ... lo mal que se portan las administraciones con los cazadores, ... los beneficios que reporta el sector de la caza a la economía, ... lo amantes y respetuosos que son los cazadores con la naturaleza ...

Esto último ya me pareció el colmo, y sumado a mi cabreo por la larga espera, hizo que me acercase al grupo, y les manifesté mi deseo de decir yo también (en calidad de ‘montañero’) unas palabras.

Así que llega mi turno, y un poco a regañadientes (y con risitas por lo bajinis) acceden a pasarme el micro.
Justo en ese momento me doy cuenta que uno de los guardias civiles tiene la mirada clavada en mi. El tipo sigue ahí firme y con los brazos cruzados, pero con la mirada parece decirme: “Pero ¿qué vas a hacer, insensato?”.

Pero ya no había vuelta atrás. Esto es más o menos lo que dije:
“Yo no soy cazador. Yo soy montañero ...” (se oyen algunos aplausos) “... Y con todos los respetos les tengo que decir que ya estoy harto de ir caminando por el monte y encontrarme cartuchos de escopeta usados y tirados por todas partes ...” (lo que antes eran aplausos, ahora son cuchicheos y miradas perrunas) “... cosa que no me parece nada respetuosa con la naturaleza.”

Le devuelvo el micrófono al ‘jefecillo’ del grupo, y este se apresura a tratar de restarle hierro a mi (verídica y constatable) afirmación, diciéndome (a través del micro y con tonillo sarcástico) que “No te preocupes. A partir de ahora vamos a ir con una bolsa de basura al cinto y recogeremos los cartuchos”.
Y justo en ese momento, escucho cerca de mi a un tipo (con cara y dicción de no tener ni el graduado escolar) diciendo: “Sí, hombre. ¡Ahora voy yo a estar agachándome para recoger los cartuchos!”.

En fin, que ahí quedó la cosa. No llegó la sangre al río.
Mientras me alejaba, sólo escuché algunos cuchicheos de las doñas del grupo, preguntándose “¿quién era?” y “¿de dónde había salido?” yo; ... “Ah, sí. Es uno que lleva un buen rato esperando junto con dos perritos” le contesta otra.

Aún tuve que tragarme como 45 minutos más de espera.
Y por supuesto llegué al refugio ya de noche cerrada, y sin luna. Casi a tientas.

l

No se puede leer. Muro de pago.

BastardWolf

#4 que va, yo lo leo sin problema

A

Salta muro de pago y en modo lectura no lo evita

D

#7 cuando activas el modo lectura despues tienes que recargar la pagina. Al menos en firefox.