Soy mujer y me veo en la necesidad de titular así. Si fuese hombre, simplemente me comería un huevo.
Y lo veo mal. Lo veo muy peligroso. Lo veo francamente negativo, porque el caso es que apoyo la causa ucraniana y debería apoyar sus reivindicaciones. Pero algo le falla al asesor de imagen de ese tío. Algo muy profundo, muy atávico y muy primario, que destruye su imagen y perjudica a su causa.
Y creo que es la soberbia del pibre. El que pidem, no elige. El que pide, no exige. Culturalmente, o por lo que sea, exigimos que el pobre, el mendigo, el arrastrado, no sea soberbio.
Si Zelenski necesita ayuda, ayudamos a Zelenski, porque su pueblo lo merece, y es la parte menos mala de esta historia de terror. Pero si viene exigiendo, si se sube a la parra, si pretende hablarnos desde un pedestal de superioridad moral, si pretende hacernos creer que ser víctima de algo te convierte en mejor persona o te da derecho a algo, entonces, desde ya, lo invito a comerme mi inexistente polla. Lo invito a poner el culo. Lo invito a presentar la rendición incondicional ante Putin.
Porque prefiero verlo perder a verlo chulearme.
Porque sólo tiene dos caminos: la humildad o la derrota.
Si no sabe que para pedir hay que ser humilde, que se joda.