Si cambias cinco bombillas incandescentes (de las “normales”) por cinco bombillas de bajo consumo equivalentes (28 vatios) puedes ahorrarte unos 60 euros al año en electricidad.
La comparativa del ahorro en el primer año está equivocada porque olvida el gasto no trivial de comprar la bombilla de bajo consumo (que no es que sea barata). La bombilla sólo resulta rentable a medio plazo (casi al final del segundo año).
Desde el punto de vista ecológico el cambio no admite duda, pero no hay que caer en simplezas y tragarnos todos los razonamientos que nos gusten (como el patético estudio que demostraba que el P2P no había supuesto ningún perjuicio económico en la venta de discos).
WallMart (la mayor cadena de supermercados del mundo, especialmente fuerte en EEUU) ha lanzado una campaña brutal para tratar de vender bombillas de bajo consumo:
http://www.nytimes.com/2007/01/02/business/02bulb.html?ex=1325394000en=7cdfdd70524b7590ei=5088partner=rssnytemc=rss
Por supesto a WallMart se la suda la naturaleza, pero la imagen de buen rollo ecológico sí que le viene muy bien. Ojalá cunda el ejemplo.
¿Soy el único al que le resulta patológica la pasión de personas con edad sobrada como para votar o tener hijos por las piezas de Lego?