Esto me recuerda a la historia de los ingleses que soltaron conejos en Australia. Los conejos no parecían peligrosos. Pero acabaron poniendo en un aprieto a la gente, gracias a su velocidad para gastar los recursos, y a su velocidad para multiplicarse.
Como la familia real.
Vuelta a empezar. El terrorismo volverá a ocupar un lugar privilegiado en las preocupaciones de la gente.
Se eclipsa todo lo demás. Vuelta a la estrategia del miedo.
Por lo menos había que intentarlo.