Los ojos claros de Yulia Marushevska se clavaron en mi retina al son de la violencia y el humo del Maidán. “I am Ukranian too”, pensé, dejándome llevar por la exaltación empática que me provoca la gente que lucha por lo que cree a pesar de grandes sacrificios personales. No conozco a Yulia, ni su vida, ni puedo hacer apología de sus virtudes ni hostigar sus pecados, pero da igual, porque Yulia no es Yulia si no sus ojos, los ojos de todos los que observan y sienten lo que ella en aquel lugar, en aquel momento.
Comentarios
Los ojos de Yulia miran a una cámara hollywoodiense, propaganda de la mala como la que la corrupta y sobreactuada Tymoshenko, hace en el congreso del Partido Popular Europeo.