Los laboratorios definen nuevas patologías en busca de más nichos de mercado. Las compañías están detrás de informes cocinados para crear necesidades. "Tráfico de enfermedades" es una expresión promovida por el periodista australiano Ray Moynihan, quien quiere denunciar "la venta de enfermedades mediante la ampliación de las fronteras de lo patológico, a fin de abrir mercados para quienes venden y administran los tratamientos".
Lo he leído en elpais y me ha parecido un gran artículo. El periodista incluso ha citado un ejemplo de John Allen Paulos. (Muy bueno, por cierto)
El tema es muy serio. Las empresas siempre quieren crear necesidades artificiales (necesitas móvil, necesitas una psp, necesitas un mp3, necesitas una crema cosmética, etc...) pero cuando esto pasa con medicamentos, que además tienen efectos secundarios, es algo muy serio. Y hacer publicidad engañosa utilizando estadísticas tramposas, también es algo serio.
Para los que no se lo van a leer, pongo el ejemplo de Paulos:
"hay una planta química contaminante en las cercanías, y un estudio concluye que el riesgo de un raro tipo de cáncer se ha duplicado en el barrio. Naturalmente, todo el mundo se larga de allí.
Pero no deberían, porque ese cáncer es tan infrecuente (digamos que afecta al 0,0003% de la población general) que la duplicación de su riesgo (hasta el 0,0006%) es despreciable."
Es decir, imaginemos que en el barrio hay 5.000 personas. Un enfermo de X, y por puro azar otro enferma, y la estadística dice "desde que la planta química está en el barrio, la incidencia de X se ha doblado". Eso se puede usar para vender medicamentos, con la excusa de la prevención.
El mejor ejemplo de esto es la psiquiatría. En los setenta se estimaba que uno de cada diez usamericanos tenía una enfermedad mental (entiéndase la metáfora), hoy se ha ampliado tanto el catálogo que ya son uno de cada dos. Además, los medicamentos parecen estar destinados más a los "normales" que a los "enfermos".
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Lo he leído en elpais y me ha parecido un gran artículo. El periodista incluso ha citado un ejemplo de John Allen Paulos. (Muy bueno, por cierto)
El tema es muy serio. Las empresas siempre quieren crear necesidades artificiales (necesitas móvil, necesitas una psp, necesitas un mp3, necesitas una crema cosmética, etc...) pero cuando esto pasa con medicamentos, que además tienen efectos secundarios, es algo muy serio. Y hacer publicidad engañosa utilizando estadísticas tramposas, también es algo serio.
Para los que no se lo van a leer, pongo el ejemplo de Paulos:
"hay una planta química contaminante en las cercanías, y un estudio concluye que el riesgo de un raro tipo de cáncer se ha duplicado en el barrio. Naturalmente, todo el mundo se larga de allí.
Pero no deberían, porque ese cáncer es tan infrecuente (digamos que afecta al 0,0003% de la población general) que la duplicación de su riesgo (hasta el 0,0006%) es despreciable."
Es decir, imaginemos que en el barrio hay 5.000 personas. Un enfermo de X, y por puro azar otro enferma, y la estadística dice "desde que la planta química está en el barrio, la incidencia de X se ha doblado". Eso se puede usar para vender medicamentos, con la excusa de la prevención.
El mejor ejemplo de esto es la psiquiatría. En los setenta se estimaba que uno de cada diez usamericanos tenía una enfermedad mental (entiéndase la metáfora), hoy se ha ampliado tanto el catálogo que ya son uno de cada dos. Además, los medicamentos parecen estar destinados más a los "normales" que a los "enfermos".