En el mundo del smartphone hay una nueva moda, la de los sistemas operativos alternativos. Desde hace casi dos años el dominio a lo largo del mundo de Android y iOS es absoluto, y nadie se ha atrevido (o no ha podido) a hacerles frente. Cada nuevo contrincante que ha puesto sus fichas sobre el tablero ha fracasado, o al menos se ha quedado con una cuota de mercado mínima.