Hace 3 años | Por AmenhotepIV
Publicado hace 3 años por AmenhotepIV

Comentarios

johel

Fantaseaba orwell, o pesadilleaba si es me aceptais la figura literaria, con el poder por el poder mismo, el doble pensar, con partidos en el que solo medraban las cucarachas.
No son tontos cualquiera, son cucharachas que han medrado en el partido a base de eliminar de sus filas a los que tenian criterio propio, con el doble pensar tan arraigado que se saben titeres de otros y a la vez se creen libres, a la vez saben que dicen tonterias y que andan escasos de luces pero creen estar dando discursos magistrales desde su inteligencia.
Quizas han estado ahi desde siempre, como los atisbos de la locura que vemos por el rabillo del ojo. Por eso hay curriculums que te califican como sabio pero ni aunque un juez diga que eres medicamente tonta te dan el certificado correspondiente.
No me convence la redaccion, pero ahi lo dejo.

p.d. Que los inteligentes se crean menos de lo que son y sobreestimen a los demas, mientras que los ignorantes se sobreestimen y subestimen a los otros tiene un nombre, hasta un estudio psicologico.

D

Amenhotep, el primer gobernante era un matón con una pandilla de bestias que le servían y que se proclamó faraón.
Por favor no olvides el origen militarista de tu nick!

AmenhotepIV

#2 Militarista?, Akenaton?

Poco después de su coronación, Amenhotep o Amenofis IV, intentó restablecer la plena autoridad regia frente a la tiranía ejercida por los sacerdotes de Amón. Para ello, emprendió una profunda reforma religiosa de tendencia monoteísta, centrada en la imposición del culto al dios Sol (Atón) en sustitución de Amón y de las demás divinidades egipcias. La nueva religión se basaba en la expresión de gratitud hacia la deidad solar, que con su calor daba vida a todos los hombres y animales.

En 1374 a.C., el faraón decidió cambiar su nombre, Amenhotep («Amón está satisfecho»), por el de Akenatón («el servidor de Atón»), y trasladar la capital de Tebas a la nueva ciudad de Aketatón («el horizonte de Atón»), actual Tell al-Amarna. A consecuencia de estos cambios políticos y religiosos, el arte egipcio experimentó una notable renovación durante su reinado, ya que perdió su tradicional carácter hierático para adoptar otro más humano y naturalista.

En política exterior, Akenatón se despreocupó de Siria y Palestina, territorios que cayeron en manos de los hititas. Los últimos años de su vida estuvieron marcados por constantes intrigas palaciegas, instigadas por cortesanos desafectos, que indujeron al monarca a repudiar a su esposa Nefertiti.