El pastor Pablo domina el escenario. No lleva mascarilla pero, lejos de quedarse en su atril o de predicar desde el altar, se mueve de un lado a otro frente a los bancos de la primera fila. Antes que una actuación improvisada, da la impresión de ejecutar una estudiada coreografía. No hace un solo gesto al azar: levanta los brazos y, con las palmas de las manos mirando al cielo, modula el tono de voz, busca la mirada de los fieles y, de cuando en cuando, lanza alguna pregunta que estos no dudan en contestar con un amén...
Comentarios
Si de algo ha servido esta pandemia, ha sido para que innumerables grupúsculos de auténtica gentuza se aproveche del dolor y el sufrimiento de la gente y de estar en una situación de mierda. El mundo de ahora, es un mundo donde la conspiración, las sectas y las pseudo-puta mierda tienen más fuerza que antes.
Aprovecharse de los miedos de la gente para enriquecerse con ello es propio de sectas, pero aprovecharse de las necesidades de la gente para enriquecerse con ello es propio de buenos emprendores y empresarios
Mucha gente necesita agarrarse a algo, es triste que aún estemos en este punto, pero así es más fácil enfrentarse a los problemas de la vida.
#2 Pero el camino fácil no suele ser lo mejor y en estas cosas conducen a una radicalización del captado y a ser engañado sin enterarse de nada y esto no sólo vale en la religión, vale también en política y en prácticamente todos los aspectos de la vida, por eso hay que tener un pensamiento crítico y conviene no escuchar exclusivamente a lo que dicen alguien en el que confías ciegamente, por qué también esa persona podría estar equivocada y conducirte por el camino incorrecto.
#5 yo eso lo tengo claro, pero eso no quita que una amplia mayoría necesite creer. Y al creer en algo que no es tu propio razonamiento considero que pierden parte de su libertad y son más fácilmente manipulados. Por mucho que digan que creen de forma libre tienen que articularse unas disonancias cognitivas tremendas, como cuando defienden que los buenos sean castigados y torturados en vida. Y luego sus altavoces mediáticos/políticos tienen la desvergüenza de querer privarles de la eutanasia.
... Cualquier cosa, antes que perder la atención del público.
Corren los primeros días del mes de abril en Madrid y el discurso del pastor del Centro de Ayuda Cristiano, que se encuadra dentro de un tipo de sesión que recibe el nombre de "terapia del amor" (especialmente indicada para solteros en busca de la pareja adecuada o para parejas en crisis, explican los folletos), gira alrededor del pasaje del Antiguo Testamento en el que Abraham viaja a Egipto junto con su esposa Sara con terribles resultados. Para el pastor Pablo, la conclusión es clara: Egipto, entonces tierra opulenta, representa comodidades del día a día como internet o las redes sociales. Éstas, predica el pastor, ponen en peligro las almas y las parejas porque conducen a vicios como la pornografía. Existe, sin embargo, una puerta abierta a la salvación. Justo la que ellos ofrecen: "A veces las personas se equivocan. Yo también me equivoqué. Pero Dios es un Dios del perdón", explica el pastor sin apartar un instante la vista de sus fieles. De cuando en cuando, una pregunta: ¿amén? El casi medio centenar de personas congregadas en el centro responde sin que asome menor atisbo de duda, como un solo hombre: amén...
Cualquier domingo en cualquier iglesia.
Cada vez está más claro que la diferencia entre religión y secta no existe.