Horas antes de que, el pasado sábado, en el Palacio de los Deportes de Madrid —desde hace un tiempo, Wizink-no-sé-qué—, a Joaquín Sabina (Úbeda, 1949) le hicieran un simpa sus cuerdas vocales, yo empecé a leer El juego favorito, la primera novela de Leonard Cohen, publicada originalmente en 1963 y reeditada por Lumen en 2017. Escribe en ella el bardo canadiense: “Una cicatriz es lo que ocurre cuando la palabra se hace carne”. Y, un puñado de páginas después: “La privación es la madre de la poesía”.
Comentarios
ya es hora de sacrificarlo para que no sufra
#1 No creo que grite mucho...
#2 Que le den un Aquarius como a Javier Krahe.
#1 Yo estuve en el concierto y salí con ganas de sacrificarlo. Hasta ese momento no iba mal el concierto. Pero de repente se fue del escenario y tras un par de canciones más sin él, dijeron que se había quedado sin voz, que lo sentían. Yo pensaba que era la típica coña para salir luego y cantar 4 canciones más. Fui al bar a por una cerveza y cuando volví vi a los de seguridad desalojando el recinto, que se había acabado ya...
Mi cara de póquer no me la podía quitar nadie, no pensaba que se pudiera acabar así, sin más... pues sí. Estafado me econtraba...
#1 Ni nosotros, es un win-win