Hace 11 años | Por maysan a panicattic.blogspot.com.es
Publicado hace 11 años por maysan a panicattic.blogspot.com.es

En 1520 la carcoma se ensañó de tal forma con el trono del obispo de Besançon que se vino abajo dejándole idiota del golpe. No lo digo yo, lo dicen las crónicas. Para evitar que llevasen la carcoma al banquillo, el abogado Bartholomé Chassenée argumentó: 1) que había que citar a sus clientes individualmente 2) que el tribunal no tenía jurisdicción 3) que no podía juzgarse a la carcoma in absentia 4) que no había pruebas de que sus clientes tuvieran conocimiento de sus citaciones o estuvieran en situación de desplazarse hasta el tribunal.