Hace 8 años | Por --487154-- a directa.cat
Publicado hace 8 años por --487154-- a directa.cat

Ningún medio de comunicación no ha rectificado unas informaciones que se basaban en 'fuentes de la investigación' y que ahora quedan desmentidas por la confesión del testigo protegido F1. [Traducción: #1]

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noexisto

Nuevo usuario, envio de http://directa.cat, primer comentario traduciendo perfectamente el artículo.... Me suena!!

Spam y a otra cosa

D

Traducción

Los escenarios de futuro catastróficos que dibujaban las portadas de El Periódico, La Vanguardia o el Hoy durante el mes de enero del año 2008 no se cumplieron. El centenar de kilos de explosivos que estaban buscando en las localidades costeras de Castellón no aparecieron y los terroristas suicidas que escaparon del círculo policial nunca fueron localizados. La mayoría de los cuerpos policiales europeos no dieron credibilidad a esa alarma, tal como se puso de manifiesto con las declaraciones de los máximos responsables antiterroristas de Bélgica, Portugal y el Reino Unido. Pero fueron precisamente las cabeceras de los principales rotativos catalanes las que incrementaron la alarma social en torno al caso e hicieron de altavoces de una garganta profunda que filtraba todos los datos de la investigación, incluso antes de que pasaran a estar bajo supervisión judicial.

El domingo 20 de enero de 2008, a los quioscos catalanes, encontramos un titular categórico de El Periódico de Cataluña: "Abortado en Barcelona un gran atentado de Al Qaeda". Así arrancaba una larga semana de entregas periodísticas alarmantes centradas en la posibilidad de que un grupo de terroristas suicidas hubiera estado a punto de perpetrar una cadena de explosiones en el metro de Barcelona. Si repasamos las hemerotecas, podremos ver que El Periódico, sin duda, fue el buque insignia de aquella cruzada informativa. Las crónicas firmadas por Jordi Corachán y Antonio Baquero nos remitían permanentemente a 'fuentes de la investigación' y nos aportaban datos tan confidenciales que -redactades e impresas en tiempo real- aún no habían pasado por manos de Ismael Moreno, el juez de la Audiencia Nacional española que instruyó toda la causa. Los datos exactos de la cantidad de explosivos que supuestamente se estaban buscando y el detalle del número de suicidas que habían huido del círculo policial sólo podían salir de una fuente interna de los que comandaban el operativo. El hecho de que la orden de intervenir tuviera su origen en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) hizo que muy pocas personas estuvieran informadas de los detalles del caso y que, por tanto, las fuentes informativas fueran muy limitadas y pudieran mantener el monopolio de todo lo que se contaba.


La Vanguardia no tenía fuentes

A pesar de las informaciones taxativas sobre el caso que brotaban de las páginas de El Periódico entre el 20 y el 23 de enero, las investigaciones que llevaban a cabo los agentes de la Guardia Civil no acababan de confirmar que hubiera explosivos, armas o suicidas huidos. De un genérico "detonadores y explosivos" se pasó a "unos relojes temporizadores y 20 gramos de nitrocelulosa" -elemento químico que forma parte de la composición de las lacas comerciales. Mientras, en la redacción de La Vanguardia, donde reinaba el desconocimiento del origen de las informaciones publicadas en el diario de la competencia, optaron por una mayor prudencia. Hasta el 24 de enero sembraron alguna sombra de duda sobre el caso. Enrique Figueredo -periodista especializado en materia policial- no quiso o no pudo hacer seguidismo de que se decía desde el CNI o desde el Ministerio del Interior. No recibieron filtraciones. Pero esta tibieza se rompió el día que el juez Ismael Moreno decidió encarcelar provisionalmente diez de los detenidos. A partir de ese momento, las investigaciones ya no eran monopolio del CNI, se encontraban -por escrito- a los cajones de la Audiencia Nacional española, uno de los lugares donde paradójicamente es más fácil que cualquier documento bajo secreto de sumario pase a manos de periodistas que hayan establecido buenas relaciones con jueces, fiscales o funcionarios judiciales con fotocopiadora al alcance. A raíz de aquella decisión judicial -Provisional y basada en las declaraciones de un testigo protegido- todo parecía sentenciado.

El Periódico se regaló con una obra memorable de diseño portadista: un 19G con un cuerpo de letra gigante. El objetivo comunicativo de aquella entrega del 24 de enero fue el intento de equiparar el 11-S de Nueva York, el 11-M de Madrid y el 7-J de Londres con el que supuestamente se había conseguido frustrar en Barcelona. Según ha podido saber la Directa a través de periodistas de la plantilla del principal rotativo del Grupo Zeta, pocas horas antes, el consejo de redacción había contemplado la posibilidad de dar un paso atrás en la contundencia de las acusaciones contra los detenidos y de la alcance de la supuesta célula terrorista -ya que no se encontraban armas, explosivos ni suicidas huidos. Finalmente, tras el auto de encarcelamiento provisional, se decidió dar un paso adelante y reafirmarse. Después de aquella portada, diarios como el Avui, El País o Público se dejaron arrastrar por la ola mayoritaria. El objetivo no fue contrastar las informaciones, sino que se dedicaron a reproducir el relato policial transcrito al auto de encarcelamiento del juez Moreno. En la redacción de El Punt optaron por los testimonios de los familiares y del entorno social de los detenidos, con un cuestionamiento claro de la versión oficial a través de las palabras de representantes de la comunidad paquistaní.

'El Mundo' y 'El País' dudaban
Aunque las informaciones publicadas salían, mayoritariamente, de una fuente única situada entre el Ministerio del Interior y el CNI, otras fuentes sembraron dudas -que no se llegaron a publicarse entre los periodistas. Durante las primeras horas que los agentes de la benemérita -arribats expresamente desde Ávila- ejecutaron los registros, varios responsables antiterroristas del Cuerpo Nacional de Policía española aseguraron que, para ellos, "todo ello no tenía demasiado credibilidad, ya que algunos los detenidos habían sido controlados de cerca por este cuerpo policial durante meses y no se les había detectado ninguna actividad sospechosa ". Los diarios El Mundo y El País -con fuentes informativas de confianza dentro de la Policía y la Guardia Civil- trabajaban con este trasfondo de dos líneas informativas, pero acabaron transcribiendo -con pocos matices- el camino dibujado por El Periódico.

Pocos días después, la compleja trama del 19G quedó olvidada, perdida entre otros eventos que relegaron aquella bomba informativa de la portada hasta las páginas interiores y, finalmente, hasta la marginada figura del breve. Los últimos artículos publicados el 29 de enero hacían referencia a un amplio dispositivo desplegado por el Ministerio del Interior -entre Tarragona y Castellón- con el objetivo de localizar un centenar de kilos de explosivos. Por ahora, ningún diario no nos ha explicado cuáles fueron los resultados de aquella búsqueda. El olvido forzado ha sido la respuesta.


La confirmación de 'El Periódico'

El diario que había apostado más por la veracidad de aquella trama terrorista no quiso cerrar en falso su peculiar crónica de los hechos. Por ello, el 11 de febrero afirmó categóricamente en la portada que -según sus investigaciones- los talibanes estaban detrás del atentado frustrado de Barcelona y que así lo había podido contrastar el periodista Marco Marginedas -enviado especial en Pakistán. Una lectura detallada de ese artículo nos aclaraba que las confirmaciones del portavoz talibán Maulvi Umar que había conseguido Marginedas habían hecho a través de un intermediario no identificado y mediante un teléfono por satélite con interferencias continuas. Sin embargo, el diario las publicó como titular de portada con la pretensión de sentenciar su única verdad sobre los hechos. El FBI y la policía de Nueva York pocos días después calificaban Umar como "bocazas que reivindica falsamente atentados para así conseguir notoriedad internacional".

D

#0 Once paquistaníes condujeron unas portadas a prisión?

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