Publicado hace 9 años por --155315-- a liquenes.wordpress.com

Tres personas, catorce dioses, quince mentiras; nueve injusticias cometidas dos veces, seis zapatos para recorrer cincuenta y tres leguas en cinco días.

Comentarios

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#0 Me has ganado por diez minutos

Ripio

#1 A mi por 11, la oveja de los cojones.

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#1 #2 eso os pasa por despistaros con las camisetas mojadas

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¿Alguien podría explicármelo?

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#4 Había que hacerte esa pregunta tarde o tenprano.

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#5 O sea, que no me lo vais a explicar. Vaya rollo.

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#6 Explícanoslo, por favor.

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.#7 Vaya por delante que si un texto tiene que ser explicado es porque el autor ha hecho algo mal. Aún así, como este texto se pretende sagrado, puede admitir, a modo de excusa, un ejercicio de exégesis. Además, aquí no nos ve nadie, así que intentaré explicar alguna cosa, aunque odio las explicaciones:

El texto surge de la idea de que los textos llamados "sagrados" han sido escritos, obviamente, por hombres y, sobre todo, tal vez, por mujeres, que eran las detentadoras y transmisoras de la tradición oral. Por lo tanto, decidí escribir un texto sagrado. Este texto narra la leyenda del nacimiento de los números, tal vez una maldición o acaso una posibilidad de salvación. El texto es confuso,incoherente, lleno de contradicciones y abierto a numerosas posibilidades interpretativas: como los textos sagrados:

Está escrito, creo que eso se ve, siguiendo una plantilla: las cifras que aparecen son, en orden, los primeros cien decimales del número Pi:. Eso fuerza a la escritura a acomodarse a un patrón y hace, a su vez, que el texto se escriba prácticamente solo. En realidad no es más que un pasatiempo en el que el autor deja al lenguaje que hable por sí mismo y luego tiene la desfachatez de subirlo a su blog como si hubiera hecho algo.

Como los textos sagrados, este no tiene mayor importancia, aparte de su sonido, que se pretende agradable.

Y que sea la última vez que explico un texto.

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#8 Ciertamente, la primera intención es la buena y eso intuía hasta llegar al decimal 69. No llegué a estudiar más aquejado por ciertas fiebres de las venas.

Por consiguiente, a partir del 70 solo podía elucubrar o disfrutar imbuído por la prosopopeya.