Publicado hace 4 años por NubisMusic a lamenteesmaravillosa.com

Decía Jean-Paul Sartre que la incomunicabilidad, así como la no escucha, es la fuente de toda violencia. En cierto modo, ese es en realidad el inicio de muchos de nuestros problemas. Al fin y al cabo, quienes no se escuchan están casi condenados a caer o bien en la indiferencia o en ese desacuerdo que acaba generando distancias a menudo insalvables. Veamos, por tanto, qué hay detrás de esas personas que oyen, pero que no saben escuchar.

Comentarios

D

Entre una pared y ciertas personas, me quedo con la pared. Mas flexible.

ﻞαʋιҽɾαẞ

¿Decías algo?

D

Eso es cuando el poseedor de la verdad no convence...

I

A ver la incomunicación también es rentable: basta hacer zapping y tropezarse con Sálvame, o la sexta noche...

Nitzen

Siempre es interesante tener en cuenta detalles como los de este artículo. Por otro lado en realidad esto nos pasa un poco a todos en un grado u otro. No solo es que a veces oigamos lo que queremos oír, sin entender lo que realmente se nos está diciendo, sino que además a veces ni siquiera escuchamos a quienes nos dicen cosas con las que incluso estamos de acuerdo, y no por nada en especial, simplemente porque estamos llenos de nuestros propios pensamientos. El ejemplo típico es cuando alguien nos está hablando y nosotros estamos más pendientes de lo próximo que diremos que de lo que en ese momento esa persona nos está diciendo. Si ponemos atención a esta fea actitud, probablemente notaremos que nos ocurre de vez en cuando (a unas personas más notoriamente que a otras), pues es algo que prácticamente podría ocurrirnos a todos más de una vez. Pero al darnos cuenta podemos volvernos más conscientes de esto y así ir prestando más atención a los demás, en vez de centrarnos tanto en nuestros propios pensamientos que nos cueste mantener una conversación real con quienes nos rodean. Para mantener una conversación es necesario no solo que nos escuchen, sino también que nosotros escuchemos a los demás. De lo contrario estaremos en algo muy frecuente pero poco comunicativo: los monólogos simultáneos entre los diversos contertulios, cada uno pendiente de su propio ombligo conceptual pero sin realmente profundizar en lo que comparten los demás.

L

"Vivimos con nuestro ser reducido al mínimum, y la mayoría de nuestras facultades están adormecidas porque descansan en la costumbre, que ya sabe lo que hay que hacer y no las necesita."
Marcel Proust