Hace 6 años | Por Rigoberto_84 a granadablogs.com
Publicado hace 6 años por Rigoberto_84 a granadablogs.com

El siguiente artículo está escrito por un juez de menores de Granada. Muy crítico con la clase política.

Comentarios

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El problema en sí no es el número de diputados o senadores. El problema es la estructura dictatorial de los partidos, que arrastra todo lo demás. Esa estructura viene dada por el hecho, para empezar, de que votemos a listas cerradas.

A partir de ahí, evidentemente, senado y congreso están llenos de gente que básicamente sobra y solo chupa del bote público.

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A lo comentado por #3 me gustaría añadir que en el parlamento no se hacen leyes. Las leyes llegan ya hechas. Unas veces por la policía, otras por la fiscalía, otras por una asociación LGTB. Ahí no se discute para llegar a ninguna clase de consenso. El rey está desnudo.

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#3 El senado no tiene listas cerradas, y actúan de igual forma.

ElLocoDelMolino

es una gran pregunta, si siempre votan en bloque por lo de la disciplina de partido y tal no sé para qué van al Parlamento

Noctuar

Este problema ya lo comenzó a denunciar hace 40 años el recientemente fallecido don Antonio García-Trevijano. España no tiene un sistema político democrático. Por mucho que se repita la palabra "democracia" no es verdad que estemos en democracia. En realidad, vivimos bajo un régimen político oligárquico estructurado mediante un sistema estatal de partidos: una partitocracia. Cada tantos años se organiza un referendo para que los ciudadanos voten al partido que quieren que gobierne pero una vez terminado el referendo todo el poder lo asume el aparato ejecutivo de los partidos y los ciudadanos carecen de cualquier control político sobre ellos. Esto no tiene ni parecido con lo que debería ser una democracia, en la que los ciudadanos eligen directamente por mayoría a su representante político por distrito y vigilan que cumpla con el programa que prometió cumplir en periodo electoral. En democracia, los representantes dependen sólo de sus representados, de los ciudadanos, y no de ningún partido. En una democracia, los partidos sólo son agrupaciones más o menos formales basadas en afinidades ideológicas, pero no son estructuras de poder dentro del Estado; esto sería partitocracia. El propio Trevijano lo explicaba mejor que nadie: