No siempre es todo culpa de la pesca.
El río Navia, que era el más salmonero de Asturias, se lo cargaron con las presas de Grandas, Doiras y, sobre todo, la presa de Arbón. El número de salmones capturados (y de lampreas, anguilas y angulas) fue bajando año tras año. De superar las 1.200 capturas al año antes de 1967 (fecha de la construcción de la presa), hasta las 1, 2 o 0 (la mayoría de las veces) capturas en las dos últimas décadas, los número siempre fueron bajando de forma escandalosa.
Se han presentado muchos proyectos, se ha hablado mucho del tema, pero lo cierto es que ya son 54 años sin que se haya solucionado nada.

Las presas causaron la extinción de la anguila y el esturión en el Ebro al no poder remontar para la freza y nadie protestó salvo pescadores, ahora intentan recuperar el esturión con jugosas subvenciones y sin éxito mientras no puedan remontar al seguir ahí las presas como era de esperar (pero el dinero al bolsillo de ciertos grupos ecologistas igual). Las centrales hidroeléctricas y los azudes y saltos hechos sin sentido en los 90 para cazar subvenciones al ladrillo en cada pueblo han acabado con la posibilidad de remonte de barbos y truchas para criar en las cabeceras y disminuido su cantidad radicalmente, por no hablar de la maquinaria pesada en cauces de ríos de montaña acabando con las pozas y alisando el río por lo que sin refugios están expuestas a todos los depredadores. Pero nada, la culpa del pescador que denuncia esta situación desde hace mil años, las administraciones se quitan la responsabilidad de destruirlos y el pago en forma de votos señalando al pescador y la gente se quita la responsabilidad de no votar y dejar hacer estas salvajadas culpando al pescador de su extinción. Como pescador no me preocupa mi fama, siempre seremos el malo fácil de los que desconocen o les interesa señalar a otro lado los problemas reales del ecosistema, nunca entenderé como no veo a nadie en las orillas, ya ni pescadores, pero todos saben la causa de sus problemas con seguridad.