El campo palestino de Naher al Bared, en el norte de Líbano, es un lugar a medio construir. Junto a viviendas recién terminadas conviven moles de cemento desnudo, grúas estáticas y barracones precarios de quienes esperan su nueva casa, once años después de que una serie de duros enfrentamientos entre el ejército libanés y milicias islamistas lo redujeran a escombros. Sus 30.000 habitantes debieron huir y una década después, menos de la mitad ha podido regresar a sus hogares.
Comentarios
Ninguno de sus "hermanos" árabes los considera como ciudadanos aunque lleven generaciones viviendo en sus territorios.
Y la culpa es suya, por nacer palestinos. Dios en la Biblia ya los maldijo, quien es la ONU para oponerse a los designios de Dios... o Trump, o Netanyahu. (Los designios, aclaro)