Publicado hace 13 años por --224235-- a encarnahernandez.wordpress.com

Una silla vacía se ha convertido en el símbolo de la lucha por los derechos humanos y por la paz en todo el mundo, y en la prueba más palpable del largo camino que queda por recorrer. Hace unos días, en Oslo, una silla vacía recogía el premio Nobel de la Paz de Liu Xiaobo, ya que el Gobierno de Pekín no permitió al disidente encarcelado y a su familia acudir a recibir semejante reconocimiento. Hoy, en Estrasburgo, en la ceremonia de entrega del Premio Sájarov 2010 a la Libertad de Conciencia, la historia se ha vuelto a repetir. Lo ha destacado