Quién no ha revisado un cuento, una novela o un ensayo y se ha encontrado con una serie de erratas que le parecen del todo imposibles. Letras que aparecen de la nada, comas que se transforman en paréntesis, palabras que nadie había escrito y que no tienen sentido en mitad de una frase… Está claro que no es normal. Esto lleva pasando desde la Edad Media, donde tenían claro quién era el culpable verdadero de todos estos errores: el demonio Titivillus.
Comentarios
#0 Luego está el demonio que impide usar el buscador de Menéame para ver si la noticia ya se ha enviado:
Titivillus: este demonio burlón es culpable de tus faltas de ortografía
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blogs.publico.esCuando Titivillus, el demonio de los errores tipográficos, hace de las suyas
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lapiedradesisifo.comLa extraña historia de Titivillus, el demonio de los errores ortográficos
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hipertextual.com#4 pero también está el demonio del propio buscador de menéame, que impide encontrar nada hasta justo después de publicarlo
El famoso@HortografiaKreatiba
¡Qué cojones dicen! Todo el mundo sabe que es culpa del autocorrector del móvil.
#1 eso es lo que el demonio del móvil quiere que creas
Ves@zurditorium no soy yo es el demonio, estoy poseso.
#5, pos eso.
El editor de epublibre.