Hace 6 años | Por JairoWashington a idealista.com
Publicado hace 6 años por JairoWashington a idealista.com

En el organizado Japón, el trágico alto índice de suicidios ha dado pie a la creación de un mercado inmobiliario conocido Jiko bukken (propiedades accidentadas en japonés). Se trata de viviendas que han sido escenario de una muerte violenta y son difíciles de alquilar o vender.

Comentarios

lainDev

que supersticiosos son estos japoneses

a

También existen otras web como Oshimaland, donde los usuarios pueden reportar suicidios y muertes violentas en edificios para que otros puedan comprobar y obtener más detalles, en su mayoría escabrosos, de las muertes en caso de que el agente inmobiliario omita detalles.

Se me acaba de ocurrir una actividad de lo más divertida y potencialmente lucrativa: La difamación inmobiliaria.

Se trata de hacer correr el bulo de un suicido en un apartamento con el objetivo de obtener un descuento importante en su precio. La idea es montar un negocio de difamaciones según una tabla de tarifas, desde la simple muerte natural hasta el asesinato con fines de abuso sexual del cadaver.

a

las creencias sintoistas consideran que tras la muerte la energía de la persona permanece en el lugar donde falleció, especialmente si se produjo de forma traumática

La energía no. Es la persona que sigue estando físicamente ahí, aunque no podamos verla. Los que mueren como es debido también están, pero al lado de su tumba. De vez en cuando se les visita, como una vez por semana.

D

En el mercado occidental una casa con "historia" incluso se puede revalorizar, se dice que la famosa de Amytiville fue un montaje inmobiliario después de que se vendiese barata por los asesinatos de la anterior familia residente

Guanarteme

#2 En el mercado occidental una casa con "historia" incluso se puede revalorizar
Es que es eso, depende mucho de la cultura del sitio, trabajé en un hotel en Sudamérica con una historia muy truculenta y morbosa detrás y yo se las contaba a los huéspedes con la idea de que les despertara morbo (en España funcionaría y en un país de lengua inglesa es que estaría anunciado directamente), al par de semanas la dueña del hotel me prohibió que contara las historias del sitio argumentándome lo siguiente:
- Yo sé que allá en Europa estas cosas venden, pero acá en Latinoamérica espantan.
Ni que decir tiene que todo repartidor que entrara y todo el mundo de la zona que se enteraba en donde trabajaba me preguntaba por "los fantasmas".