A las seis de la madrugada del viernes sonó la alarma del móvil de Abdellah. Este marroquí, de 28 años, salió de la habitación que tenía alquilada en la buhardilla de un dúplex de El Jimenado, propiedad de un compatriota, y se metió en el aseo para lavarse la cara, las manos y los pies. Tras purificarse, extendió su alfombra de rezo, y a las 6.21 empezó a orar en su cuarto. Ocho horas después, al volante de un Volkswagen Golf, embistió las terrazas de dos restaurantes de Roldán para atropellar a varios clientes: cuatro terminaron heridos y uno
Comentarios
Bueno, pero los atropelló con la cara, las manos y los pies limpios.
#2 Pero se equivocó siguiendo los designios de su Dios.
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