1492 fue un año de grandes hechos históricos e importantes acontecimientos para los reinos de Castilla y Aragón. Tales como la conquista de Granada, la llegada a las Américas e incluso la misma expulsión de los judíos. Pero hubo un episodio casi olvidado en aquella época: el intento de asesinato de Fernando II.
#4:
El mejor y más detallado relato del atentado lo hace Gonzalo Fernández de Oviedo en las Batallas y Quinquagenas, concretamente en el diálogo sobre Mosén Ferriol, trinchante y maestresala del rey Fernando.
Esta obra es de 1550, pero podemos darle entero crédito a sus palabras porque Oviedo se encontraba allí cuando el atentado. Es perfectamente normal que recordase con detalle algo como eso, es una de esas cosas que se te graban a fuego en la memoria.
El mejor y más detallado relato del atentado lo hace Gonzalo Fernández de Oviedo en las Batallas y Quinquagenas, concretamente en el diálogo sobre Mosén Ferriol, trinchante y maestresala del rey Fernando.
Esta obra es de 1550, pero podemos darle entero crédito a sus palabras porque Oviedo se encontraba allí cuando el atentado. Es perfectamente normal que recordase con detalle algo como eso, es una de esas cosas que se te graban a fuego en la memoria.
[...] E como quiera que el rey se fuera a comer, que era adonde posaba, en la calle que está entre el Alcarrer Amplo e la mar, salió de aquel palacio por una escalera abajo, bien ancha, de piedra, e descubierta, que baja de aquel palacio hasta la plaza que está delante de aquel consistorio. E como el rey llevaba vestido un tabardo de paño negro, e no deferenciado ni aventajado con adornamento de oro palentí, e otros señores, ansí como su tío el señor Don Enrique Enríquez e el duque de Cardona, que ansí mesmo iban llanamente vestidos, pasóse el rey que no le conoció el traidor que debajo de un arco de una puerta estaba, cerrada, e a par della.
Salió el rey e los otros caballeros hasta la dicha escalera, e como vido a uno con una gran cadena de oro, quísole dar, pensando que era el rey, e mirólo, e vido que era el conde de Trevento, e conosciólo que era catalán, e volvió los ojos a buscar al rey e vídolo; e conosció ser él en que sólo Su Alteza cabalgaba primero desde el escalón más bajo de todos, e vido los mozos despuelas con los bonetes quitados, e vio que el rey comenzaba a coger la falda de delante del tabardo para poner el pie siniestro en el estribo e cabalgar en una mala, el qual estribo tenía en la mano Alonso de Oyos, hidalgo montañés, moço despuelas del rey, e gentil mancebo, el qual tenía un puñal en la cinta. Ferriol, trinchante del rey, estaba a su lado, poco desviado del rey a un lado, con un capuz cerrado, e tenía un puñal en la cinta.
Y al tiempo que el rey quiso poner el pie en el estrivo, e teniendo ya la mano siniestra casi puesta en el arçón, llegó el traidor Johan de Cañamares con un puñal de tres palmos muy afilado e fecho de una espada, e dióle una gran cuchillada en el pescuezo e parte siniestra, desde el alzaquello, de un jeme o más luenga e bien honda; porque el rey era hombre de buenas carnes e estaba recio, e gordo medianamente. Usábanse en los jubones unos collares altos detrás, forrados e engrudados de punta a punta del cabezón, porque estoviesen tiesos e derechos. Demás deso, llevaba el rey una gruesa cadena de oro, algo más delgada quel menor dedo de la mano, a causa de lo qual, o del collar del jubón, no le cortó la cabeza; pero la herida fue grande e en peligroso lugar, e cortóle hartos cabellos que con el cuchillo entraron en la llaga.[...]
Fernández de Oviedo, Gonzalo, Batallas y Quinquagenas, edición de Juan Pérez de Tudela, Madrid, RAH, 2000. Tomo II, páginas 114-16.
#4 De la ejecución de Cañamares dice: Atenazáronle vivo e desmembráronle coyuntura por coyuntura, e después de ansí dividido, a él e al carro en que iba, haciéndose dél justicia, lo quemaron, después de todas esas cenizas con un barco las echaron en la mar; y el lugar de donde era natural, oí decir que lo habían sembrado con sal.
Los Reyes perdonaron al magnicida. A pesar de eso, fue condenado a ser paseado y mutilado a cada parada por la población... Que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda...
#1 "A ver tío, que yo te perdono, la estás pasando putas por mi arbitraje que te ha condenado a la miseria, pero ya sabes, la ley es la ley, y es igual para todos. Así que venga, te perdono, pero estás condenado a muerte por intento de magnicidio.
Comentarios
El mejor y más detallado relato del atentado lo hace Gonzalo Fernández de Oviedo en las Batallas y Quinquagenas, concretamente en el diálogo sobre Mosén Ferriol, trinchante y maestresala del rey Fernando.
Esta obra es de 1550, pero podemos darle entero crédito a sus palabras porque Oviedo se encontraba allí cuando el atentado. Es perfectamente normal que recordase con detalle algo como eso, es una de esas cosas que se te graban a fuego en la memoria.
#4 ríete tú del paseo de la rubia buenorra de juego de tronos, a una le tiran verdura y a este le van trinchando y preparando para la barbacoa.
#7 hubiera tenido más éxito ya que en su juventud el rey era muy amigo de las camas ajenas.
#11 Nunca dejó de ser amigo de camas ajenas.
https://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_II_de_Arag%C3%B3n#Matrimonios_y_descendencia
[...] E como quiera que el rey se fuera a comer, que era adonde posaba, en la calle que está entre el Alcarrer Amplo e la mar, salió de aquel palacio por una escalera abajo, bien ancha, de piedra, e descubierta, que baja de aquel palacio hasta la plaza que está delante de aquel consistorio. E como el rey llevaba vestido un tabardo de paño negro, e no deferenciado ni aventajado con adornamento de oro palentí, e otros señores, ansí como su tío el señor Don Enrique Enríquez e el duque de Cardona, que ansí mesmo iban llanamente vestidos, pasóse el rey que no le conoció el traidor que debajo de un arco de una puerta estaba, cerrada, e a par della.
Salió el rey e los otros caballeros hasta la dicha escalera, e como vido a uno con una gran cadena de oro, quísole dar, pensando que era el rey, e mirólo, e vido que era el conde de Trevento, e conosciólo que era catalán, e volvió los ojos a buscar al rey e vídolo; e conosció ser él en que sólo Su Alteza cabalgaba primero desde el escalón más bajo de todos, e vido los mozos despuelas con los bonetes quitados, e vio que el rey comenzaba a coger la falda de delante del tabardo para poner el pie siniestro en el estribo e cabalgar en una mala, el qual estribo tenía en la mano Alonso de Oyos, hidalgo montañés, moço despuelas del rey, e gentil mancebo, el qual tenía un puñal en la cinta. Ferriol, trinchante del rey, estaba a su lado, poco desviado del rey a un lado, con un capuz cerrado, e tenía un puñal en la cinta.
Y al tiempo que el rey quiso poner el pie en el estrivo, e teniendo ya la mano siniestra casi puesta en el arçón, llegó el traidor Johan de Cañamares con un puñal de tres palmos muy afilado e fecho de una espada, e dióle una gran cuchillada en el pescuezo e parte siniestra, desde el alzaquello, de un jeme o más luenga e bien honda; porque el rey era hombre de buenas carnes e estaba recio, e gordo medianamente. Usábanse en los jubones unos collares altos detrás, forrados e engrudados de punta a punta del cabezón, porque estoviesen tiesos e derechos. Demás deso, llevaba el rey una gruesa cadena de oro, algo más delgada quel menor dedo de la mano, a causa de lo qual, o del collar del jubón, no le cortó la cabeza; pero la herida fue grande e en peligroso lugar, e cortóle hartos cabellos que con el cuchillo entraron en la llaga.[...]
Fernández de Oviedo, Gonzalo, Batallas y Quinquagenas, edición de Juan Pérez de Tudela, Madrid, RAH, 2000. Tomo II, páginas 114-16.
#4 De la ejecución de Cañamares dice:
Atenazáronle vivo e desmembráronle coyuntura por coyuntura, e después de ansí dividido, a él e al carro en que iba, haciéndose dél justicia, lo quemaron, después de todas esas cenizas con un barco las echaron en la mar; y el lugar de donde era natural, oí decir que lo habían sembrado con sal.
Multiduplicada:
Atentado al Rey Fernando el Católico
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legadohistoria.blogspot.com.esEl día que la Monarquía pudo perder la cabeza en Barcelona
El día que la Monarquía pudo perder la cabeza en B...
elindependiente.comEl día que atentaron contra Fernando el Católico
El día que atentaron contra Fernando el Católico
historiasinhistorietas.blogspot.comY para colmo del recochineo, el segundo enlace es del mismo usuario.
Que mal le sentaba todo al pobre Fernando
Eso de "casi olvidado". Es un hecho bastante conocido, de hecho sirvio para alimentar la leyenda de Fernando.
#0 El día que atentaron contra Fernando el Católico
El día que atentaron contra Fernando el Católico
historiasinhistorietas.blogspot.comLos Reyes perdonaron al magnicida. A pesar de eso, fue condenado a ser paseado y mutilado a cada parada por la población... Que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda...
#1 Muy píos ellos. Menudos pájaros.
#1 No permitieron que lo lincharan en el momento, pero lo condenaron a muerte pública después.
#1 "A ver tío, que yo te perdono, la estás pasando putas por mi arbitraje que te ha condenado a la miseria, pero ya sabes, la ley es la ley, y es igual para todos. Así que venga, te perdono, pero estás condenado a muerte por intento de magnicidio.
Pero cero rencores eh amic?"
Erratum: es "en una mula", no en una mala.
Bueno, hoy en día tenemos la percepción que el regicidio era algo común en aquella época, así que los intentos de asesinato apenas si se mencionan.
#5 regicidio era común entre la famila