Publicado hace 11 años por dersu_uzala a proyectoexea.blogspot.com.es

Sucede que en el arte, incluso sin mostrar carne, la propia experiencia estética se convierte en un placer. Cuando contemplamos una obra, en cualquier disciplina artística, ese halo de belleza que la envuelve nos conmueve, nos excita levemente. De una manera u otra, despierta nuestro deseo. Ni que decir tiene si el objeto contemplado refleja de forma explícita la exaltación del amor físico, esa dimensión sensual y sexual del ser humano.

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Siempre quise follar encima de un torno de alfarería en movimiento